Armando Escalante
Periodista y analista político
Toda clase de burlas se tejen en torno a los proyectos inconclusos que el presidente Manuel López emprendió desde hace cinco años, y que le han redituado poder mantener su popularidad al menos, entre la enorme base que le cree y que votó por él.
Desde el asunto de la ampliación de la base aérea de Santa Lucía que hoy llaman aeropuerto Felipe Ángeles, pasando por la refinería de Dos Bocas que sigue en construcción sin tener fecha para funcionar, menos para refinar algún combustible, hasta llegar al tren maya que suspendió operaciones en pleno Día de los Inocentes, que porque en Palenque van a hacer quién sabe qué, las ocurrencias presidenciales no han dejado más que un enorme boquete financiero por el despilfarro de recursos que manejan los hombres de verde, que actúan ain ninguna transparencia y menos, respeto a la ley.
Hace 15 días se les sumó otro disparate: un aeropuerto en Tulum rodeado de selva baja susceptible de verse atrapado en la niebla por la humedad que impera en la zona donde se decidió su construcción, cercano a tierras que se ha documentado en medios de prensa, pertenecen a gente cercana al poder que se habría beneficiado con la plusvalía que generó el proyecto.
Así las cosas, como si nos sobraran recursos, se ha dejado de comprar medicinas, vacunas y se canceló el mantenimiento de carreteras, para dar paso a mega ocurrencias del señor que vive en un Palacio y que se apoya para ello de la popularidad que mantiene entre sus creyentes electores.
El daño será irreversible para muchas cosas que se han visto afectadas por estas ideas sin sentido como la deforestación de la selva, el relleno de cenotes y la expropiación de tierras incluso de reservas ecológicas.
Todos estos monumentos a la tontería quedarán como mudos testigos de que. O hasta llegar al poder con la fama de ser honesto y de combatir a la corrupción; para nada. Hay que actuar con sensatez, inteligencia emocional y sobretodo prudencia, cualidades que tampoco reúne al político tabasqueño que vive en Palacio Nacional.
Obras muy costosas que distraen los recursos otrora útiles para tantas cosas que hoy están canceladas, por culpa de un sujeto que no entiende ni cree en las instituciones. Mal presagio para 2024 que será un año decisivo para la democracia mexicana.
El xix.- Lamentable tala de árboles ocurrió hace dos semanas en la prolongación de Paseo de Montejo realizada por algún particular que logró con eso que se vean los anuncios que tienen sus negocios en esa zona.
Los flamboyabes fueron rasurados a vista y paciencia de las cámaras de la policía situadas ahí junto sin que alguna autoridad lo impidiera. Seguro fue en horas de la madrugada, un fin de semana como suelen atacar los enemigos de la ciudad, dejando las ramas tiradas en una banqueta en plena avenida, donde sigue obstruyendo el paso peatonal. Pareciera que nadie más existe en esta ciudad que un servidor: a propósito esperé dos semanas para ver si alguien mandaba recoger todos los troncos y gajos que dejaron regados en la esquina de la prolongación y la calle 47 de Benito Juárez Norte, antes de publicarlo en esta columna. Ahí siguen.
Las cámaras por lo visto tampoco sirven para frenar a los empresarios que rasuran árboles para que se vean sus anuncios. Por cierto, son varios los sospechosos de la tala a juzgar por la nueva vista que permite ver al menos cuatro enormes letreros de negocios en esa zona.