La más grande creación de Leonardo Padura (La Habana, 1955) ha llegado a Netflix. Se trata del detective Mario Conde, a quien lo une una fuerte relación con el pasado, la nostalgia y los recuerdos, quien protagoniza la miniserie Cuatro estaciones en La Habana, basada en los tres primeros libros de la serie dedicada a Conde por el ganador del premio Princesa de Asturias 2015.
Las novelas que Padura adaptó a esta miniserie son tres: Vientos de cuaresma, Pasado perfecto, Máscaras y Paisaje de otoño, publicadas bajo el sello Tusquets. La serie fue dirigida por Félix Viscarret y cuenta con las actuación protagónica de Jorge Perugorría, Carlos Enrique Almirante y Mario Guerra.
La miniserie se divide en cuatro capítulos de casi hora y media cada uno. El primero se titula Vientos de cuaresma, donde se cuenta el asesinato de una joven y apasionada maestra, a causa de quien el detective Conde debe buscar a un narcotraficante que está vinculado a la escuela secundaria donde él estudió.
El segundo es Pasado perfecto, la historia que hurga en la desaparición de un empresario, cuyos primeros indicios lo llevan a sospechar de un antiguo amor. El tercero es Máscaras que se interna en un mundo sexual clandestino; y Paisaje de otoño, que lleva a este detective sui generis a explicar el asesinato de un exfuncionario que tiene conexiones con invaluables obras de arte.
De acuerdo con el Grupo Planeta, estas novelas fueron adaptadas a serie de televisión por el propio Padura. Ahí “el personaje central es Mario Conde, un detective que es interpretado por el actor cubano Jorge Perugorría, recordado por su participación en la película Fresa y chocolate. A decir de Padura, Conde tiene una relación muy fuerte con el pasado, con la nostalgia y con los recuerdos; es un hombre que “no se siente realizado” y busca en el pasado las razones por las cuales no logró esas metas y también las razones por las cuales él ha llegado a ser la persona que es. Así que Conde va acompañado siempre por esa memoria de un tiempo que no fue mejor, pero que él insiste en querer ver como un tiempo que pudo haber sido mejor.
– Excélsior
