Los diez cuadros de Francisco Goya elegidos para la ocasión aterrizaron en dos aviones a Tierra Santa. Como si fueran estadistas de un mismo país, se separaron ante el temor de un accidente aéreo. Finalmente, el envío del Museo del Prado llegó sin ningún rasguño al Museo de Israel, en Jerusalén que ayer cumplió con éxito su primera semana de la exposición “Francisco Goya: Sueños y Pesadillas”. Sueño artístico al poder disfrutar de obras tan importantes como El pelele (1791-92), El quitasol (1777), Vuelo de brujas (1798) o Los pájaros muertos (1808-12). Sueño histórico al ser la primera vez que pinturas de Goya se exponen y disfrutan en las conflictivas tierras de Oriente Próximo.Con naturalidad y expectación, los habitantes de un país con tantos contrastes como Israel han recibido al artista de los contrastes que puede ser amable y alegre y posteriormente muy bronco con los defectos de la sociedad española y de la época que le tocó vivir. Esta dualidad se aprecia a la perfección en la muestra en Jerusalén. Los 10 óleos del Prado tienen la buena y necesaria compañía de un centenar de grabados de Goya que pertenecen al centro israelí. La cooperación entre los dos museos se enmarca en el 270 aniversario del nacimiento del pintor.
– El Mundo