El pudor es una virtud que se ha perdido en las personas y por consiguiente en las familias. La palabra pudor proviene del latín y hace referencia al recato, la modestia, la vergüenza y la honestidad.
El sentir pudor es una guardia o defensa a la intimidad de nuestro cuerpo y de una manera más amplia a nuestra persona. Esta virtud se ha perdido en gran medida en las familias de hoy día, esto se debe a la publicidad
que invade a los hogares. Por eso vemos que hay familias que se comportan de una manera frívola.
A finales del siglo pasado leía autores que acuñaban el término “light”, como es el caso de Enrique Monasterio en su libro “Pensar libre”.
En este libro habla de la familia light: vamos a indicar algunos puntos para identificar este tipo de familias. La familia light suele ser pequeña.
Desde luego, hay muchos matrimonios estupendos con pocos hijos; pero nada como una familia numerosa para vacunarse
definitivamente contra esa enfermedad.
La familia numerosa parece anticuada y retrógrada, o como gustes llamarle amigo lector, pero si analizamos el porqué de las familias pequeñas, podemos llegar a la conclusión de que las familias pequeñas son resultado de publicidad que nos inducen a pensar que las familias deben de ser pequeñas para llevar una mejor calidad
de vida.
Me pregunto si realmente es cierto, ¿el tener pocos hijos es sinónimo de una mejor calidad de vida?
El pudor se muestra en la forma de vestir, de hablar y vivir. Cuando eres esclavo de la moda, podemos afirmar que has perdido el pudor en tu forma de vestir.
En el caso de las mujeres vestir de una manera que no deja nada a la imaginación, así también los jóvenes con modas estrafalarias, por ejemplo traer los pantalones anchos y caídos, o tan apretados que parecen licras que
parece les corta la respiración, esuna forma de caer en las redes de las modas.
Otra característica de las familias de hoy es la plática o conversación, en los hogares se habla mucho de sexo: el pudor está superado por completo, y todos tienen una exhaustiva información sexual. En cambio jamás se habla en serio de amor, de fecundidad, de fidelidad, de entrega.
Las redes sociales son otro tipo de avances que puede afectar a las familias, el internet no es bueno ni malo, depende del uso que le dé cada quien, las redes sociales han invadido a las familias que hacen se pierda la intimidad del hogar, el internet nos puede hacer robots, es decir humanos sin corazón ni conciencia. Ayer precisamente leí noticias sobre asesinatos y abusos sexuales perpetuados gracias las redes sociales.
En las familias de hoy todo es trivial salvo lo trivial. Todo es opinable, salvo el principio de la opinabilidad universal. Nadie tiene convicciones ni creencias, sino opiniones.
En resumen: padecen un síndrome de inmunodeficiencia moral de difícil tratamiento y mal pronóstico, ya que se ven expuestos a todas las infecciones ideológicas de moda. A ellos no les preocupa. Lo único que les importa es la buena salud y conservar por los siglos de los siglos ese lustre sonrosado de los adolescentes de cine.
Enrique Monasterio afirma que la familia es un ecosistema fundado en el amor del hombre y de la mujer, que crea en torno de sí un ámbito de intimidad, necesario para el nacimiento y para la formación de los hijos. Esa intimidad familiar es, hoy más que nunca, un reducto de libertad frente al totalitarismo.
Cuando una familia cumple con su misión, transmite convicciones y valores, educa en las virtudes, enseña a pensar, a luchar, a amar, a hablar con Dios, y defenderse de las influencias y agresiones externas.
En resumen: vacuna a los espíritus contra los eslóganes y los tópicos, y proporciona a los hijos las armas imprescindibles para actuar libre y responsablemente. Y tú ¿cómo quieres que sea tu familia?