Los cómplices de Pedro Carrillo

El nombre de Pedro Carrillo resultaba ajeno para el público yucateco hasta hace unos días. Lo que supo de él durante el transcurso de la semana pasada fue por las diferentes entrevistas que dio a los medios informativos.

Con motivo de las actividades de Mérida, Capital Americana de la Cultura, el barítono venezolano ofreció un concierto la noche del sábado en el Auditorio Silvio Zavala Vallado, del Centro Cultural Olimpo.

La gala resultó una experiencia muy divertida para los asistentes, quienes se convirtieron en cómplices de un artista, que para ser la primera vez que se presenta en tierras yucatecas, cautivó desde el primer instante que se paró en el escenario.

El pianista Carlos Camacho apareció en escena, los presentes aplaudieron. Acto seguido, el maestro Carrillo con su picardía y seguridad emitió las primeras notas de “Come un’ape nei giorni d’Aprile”, de “La Cenicienta” (Giacomo Rossini).

Concluida la primera aria de ópera, los aplausos no se hicieron esperar. El cantante, siempre respetuoso de los formalismos que implica ese tipo de evento, comentaba los temas y las emociones que sintió al interpretarlos.

Pasamos de la diversión a la melancolía con “Ah! Per sempre io ti perdei”, de Vizcenzo Bellini. Los asistentes con celulares en la mano estaban muy al pendiente de cada uno de los gestos y emociones que transmitía el maestro.

Una joven, quien estaba al pendiente de capturar cada detalle con su equipo móvil, ni cuenta se dio cuando sus audífonos y libro se le cayeron. Sólo el ruido del golpe rompió aquel momento mágico.

Carrillo tomó unos minutos, mientras Camacho se preparaba para interpretar el prólogo “I Pagliacci”, de Ruggero  Leoncavallo, se escuchan los pasos del caballo que arrastran la calesa.

Después de refrescarse las cuerdas vocales, el cantante regresó más pícaro para seguir el recital. La coquetería del barítono provocó la risa de una jovencita.

La primera parte del concierto, la que calificó como algo serio, concluyó con “Nemico della Patria”, de Umberto  Giordano. Dicho tema tiene mucha carga emotiva para el intérprete, quizá porque lleva 10 años de no visitar su natal Venezuela.

Para la segunda parte, los presentes vimos algo más movido, con temas que nos hablaron de las fases del amor como fueron  “Widmung”, “Morgen” y “Cäcilie”, de Richard Strauss.

Dicho por el propio Carrillo, el primer tema nos expone ¿Qué es la persona amada?, el siguiente nos plantea ¿qué es el amor y sus pasiones? y el tercero es la declaración del amor de aquella persona.

Y tal como lo anunció en la rueda de prensa, la ocasión ameritaba sentirse más latino que nunca y hermanar dos países como son México y Venezuela. Para ello lo hizo con canciones de su compatriota Antonio Estévez.

Los temas, explicó, forman parte de la música tradicional venezolana, pero con los arreglos de Juan Salazar se transformaron al género académico o clásico.

“Polo Doliente”, un canto tradicional de la Isla de Margarita, narró las leyendas de  la costa y, “El Ordeñador” es un canto que los llaneros emiten para ordeñar a las vacas.

Y si de alegorías se trata, el flamboyán es a los yucatecos, lo que el “Araguaney” para los venezolanos. La interpretación nos describió la alegría que transmiten esos árboles amarillos en los campos, parques o jardines de la tierra bolivariana.

Ya en confianza, Pedro Carrillo reveló que no cantaba, tuvo muchas inseguridades para dar el salto de la actuación al canto, pero ese empujoncito lo recibió de su amiga María Eugenia Guerrero con quien interpretó “Yambambó”, de Emilio Grenet.

Las ovaciones retumbaron en el auditorio. Los comentarios del respetable fueron positivos, muchos salieron con una sonrisa en la boca. La gala se disfrutó.

 

 

Irbin Flores Palomino 

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