Texto: Agencias
Foto: Cortesía
Estar de vacaciones no siempre es sinónimo de descanso para algunos, que llevan consigo en la maleta las responsabilidades del día a día, facturas, correos del jefe… Aprender a desconectar del trabajo es fundamental para separar espacios entre lo personal y lo profesional, sin que la excesiva dedicación laboral repercuta de forma negativa en las relaciones personales. Para conseguirlo, es importante apostar por unos hábitos concretos que proporcionen bienestar en el tiempo de ocio.
Y es que, el verdadero éxito se basa en el equilibrio entre ambas parcelas. Existe una premisa básica: la salud es más importante que el trabajo y, de hecho, para poder rendir en la oficina tienes que cuidar de ti mismo, entendiendo que el cuerpo no es una máquina y la mente tampoco, y necesitas periodos de descanso para encontrar el balance adecuado entre lo personal y lo laboral.
Consecuencias de no desconectarte
Si no dispones de tiempo para descansar, divertirte y disfrutar de la compañía de tus seres queridos, esta situación te pasará factura. Estas son las principales consecuencias de no desconectar del trabajo en vacaciones:
Altas dosis de insatisfacción y de frustración personal, porque la clave de la felicidad se encuentra en el equilibrio entre trabajo y vida personal. El trabajo no puede llenar las carencias internas que surgen por no cultivar los afectos.
No saber desconectar del trabajo equivale a que las relaciones personales se vean mermadas. Aumentan las discusiones de pareja porque el otro siente que no tiene el espacio que merece. Pronto surgen los reproches y los ataques personales. Del mismo modo, esta actitud prolongada a lo largo del tiempo suele estar asociada con pérdida de amigos y con ausencias en fechas importantes como celebraciones de cumpleaños de los familiares.
Los niveles de estrés se disparan y el cuerpo no se relaja al estar en vacaciones con la mente puesta en los asuntos de la oficina. No respetar las necesidades del cuerpo es un grave riesgo que nos hace perder el orden de prioridades básico de una vida feliz: el plano personal es más importante que el profesional, porque el primero es base del segundo.
Cuando una persona no desconecta de su trabajo tampoco tiene un descanso de calidad porque las preocupaciones afloran todavía más por la noche en medio del silencio, la oscuridad y las horas en blanco.
Las personas que están en esta situación tienen una visión muy limitada de la realidad, ya que se obsesionan con el tema laboral y no logran ver más allá. Conviene recordar que la vida es muy rica y extensa en formas y matices. Quienes se obsesionan con el trabajo pagan un precio muy alto por ello.
A nivel de estado de ánimo, las personas que no desconectan en vacaciones tienen mal humor y se muestran irritables, porque expresan el malestar interno que sienten aunque no sean conscientes de cuál es la causa de su malestar. Escuchar las emociones es básico para saber qué se esconde detrás de ellas.
Tremenda sensación de vacío y de soledad, porque las satisfacciones profesionales no pueden llenar la necesidad de cariño que tiene todo ser humano en su interior. De hecho, las personas que no desconectan de su trabajo se sienten especialmente incómodas en días en los que no tienen que ir a la oficina porque se sienten fuera de lugar.
Al no desconectar, las preocupaciones aumentan bajo el efecto lupa que produce la excesiva atención de la mente a un plano en concreto. La falta de descanso también puede dar lugar a algunas molestias físicas, por ejemplo, dolor de cabeza, porque el cuerpo y la mente interactúan de una forma constante.
La relación con las tecnologías facilita tu vida, pero solo si haces un buen uso de ellas, ya que tanto estrés produce estar permanentemente conectado como estar incomunicado. Por ello, busca el equilibrio y consulta tu cuenta de correo solo una vez al día durante las vacaciones. Del mismo modo, apaga el teléfono móvil en todos los planes familiares y con amigos, y potencia el contacto presencial: colecciona momentos felices y no selfies.