Ayer, con la entrada formal del receptor puertorriqueño Iván Rodríguez al “Hall of Fame” de las Grandes Ligas como parte de la Clase 2017, se eleva a 15 el número de latinoamericanos en Cooperstown
Con la entrada formal del receptor puertorriqueño Iván Rodríguez ayer en la clase del 2017, se eleva a 15 habitantes la población latinoamericana en el Salón de la Fama de Cooperstown, uno de los grupos más exclusivos del deporte mundial.
Desde la fundación del Salón de la Fama en 1936 -la primera ceremonia de exhaltación no se celebró hasta 1939- apenas 317 jugadores, managers y ejecutivos han entrado a Cooperstown. Del grupo, solo 220 jugaron en las Grandes Ligas. Los narradores y comentaristas entran en un grupo aparte, que no se incluye en la cifra de personalidades del terreno.
Rodríguez, quien entró junto a Jeff Bagwell, Tim Raines, el ex comisionado Bud Selig y el presidente de los Bravos de Atlanta, John Schuerholz, es el noveno pelotero latinoamericano, y cuarto boricua, de Grandes Ligas que recibe semejante honor.
El jardinero puertorriqueño Roberto Clemente, en 1973, fue el primer latino en el Salón de la Fama. “El Cometa de Carolina” falleció en un accidente aéreo el 31 de diciembre de 1972 y fue incluido inmediatamente en la boleta de enero siguiente sin esperar los cinco años que establece el reglamento para nuevos candidatos.
A Clemente lo siguieron el lanzador dominicano Juan Marichal (1983), el torpedero venezolano Luis Aparicio (1984), el infielder panameño Rod Carew (1991), el inicialista puertorriqueño Orlando Cepeda (1999), el inicialista cubano Tony Perez (2000), el intermedista boricua Roberto Alomar (2011), el lanzador quisqueyano Pedro Martínez (2015) y Rodríguez.
También fueron seleccionados por el Comité Especial de las Ligas Negras los peloteros cubanos Martín Dihigo (1977), José Méndez (2006) y Cristóbal Torriente (2006). -Texto y fotos: Agencias