Por Raúl Paz Alonzo
FB: Raúl Paz
@RaulPazMx
Aunque no tuve el honor de conocerlo en persona, siempre me emocionaba escuchar anécdotas de Castillo Peraza contadas por compañeros del PAN a los que les tocó compartir giras, mítines, eventos y marchas en esas épocas en donde la fuerza de su palabra era un motivante para mover almas.
Carlos Castillo fue escritor, periodista, analista político, presidente nacional del PAN, candidato de la gubernatura de Yucatán y candidato a jefe de gobierno, siempre en las filas de Acción Nacional, además de maestro de los panistas que hoy han ocupado los cargos más importantes en la esfera política.
Sus ideas sobre la política humanista, la oposición responsable y su visión de encontrar siempre en el diálogo la posibilidad de construir entre quienes piensan diferente un espacio común de entendimiento, fueron conceptos que aprendí a través de sus letras y que en la práctica se han convertido en baluartes de mi corto andar político.
Unos meses después de derrocar al sistema PRI y llegar a Los Pinos, el 9 de septiembre del 2000, en medios de comunicación, circulaba la noticia de que el gran ideólogo del PAN había fallecido en Alemania.
La noticia conmocionó no solo al PAN sino también a muchas esferas sociales, académicas y a quienes conocieron su trayectoria en nuestro estado.
Hoy, a 17 años de su partida, en sus libros camino certero para hacer política con valores. Sus discursos siguen siendo fuerza del ideal que llevó a México a cambiar de régimen y su lucha es una de las grandes razones por las que nuestro país se democratizó.
Castillo Peraza fue protagonista de la transición democrática en el país y siempre dijo que era sólo el inicio de la construcción de una política de mayor calidad para México, en donde las fuerzas políticas fueran capaces de dialogar en favor de los mexicanos por encima de sus diferencias.
De igual modo siempre alentó a que los políticos crearan prácticas más eficientes, transparentes y no de improvisación. Don Carlos soñó que, junto con la transición, también se diera un cambio cultural que abarcará otros ámbitos y que fuera un parteaguas de nuevas generaciones en el país.
En este su aniversario luctuoso sirvan de homenaje a su memoria estos párrafos, pero también de invitación a las nuevas generaciones de jóvenes que se acercan a la política, y que incluso no participan en el PAN, a leer sus libros, a conocer su concepto del diálogo, del ciudadano, de la reflexión antes que el reflector.
