La medicina tradicional se resiste a desaparecer

Una de las tradiciones más arraigadas que se resiste a desaparecer a pesar del creciente avance en el ámbito de la salud es la medicina tradicional, y en la región sureste de México aún se pueden encontrar curanderos o sanadores.

Antonio González López, médico tradicional maya tzeltal, cuenta que su habilidad la adquirió por la experiencia en reconocer e interpretar las señales que le envían los dioses, para luego dar soluciones a los males a través de plantas medicinales.

“Cuando empecé a conocer estaba muy joven; yo tenía 12 años. ¿Sabes cómo empecé a conocer? Cuando enfermó mi hermanito y entonces como mi mamá no conoce las plantas, no sabe nada, me fui en el campo y fui a traer unas yerbitas”, comentó González.

Agregó que dio instrucciones de tostar las yerbas y pulverizarlas para obtener un remedio para curar a su hermano.

Los curanderos o sanadores son muy reconocidos y solicitados en sus comunidades porque muchos de ellos ya tienen décadas en servicio, y se concentran principalmente en las zonas rurales e indígenas.

Este noble oficio no necesita más que de la sabiduría que da la experiencia, además del conocimiento y uso adecuado de los recursos que proporciona la naturaleza a través de las plantas medicinales.

Es este conocimiento el que les permite identificar hasta 250 especies de plantas con las que pueden atender muchas de las afecciones o males que afectan a sus pacientes, sea de orden físico o espiritual.

“Gracias a Dios, ahorita ya tengo más conocimiento, ya conozco muchas clase de plantas. Conozco varias enfermedades y que síntomas tiene cada enfermedad, por eso sé que plantas le voy a dar”, expresó este médico tradicional.

Para estos sanadores, la relación de sus pacientes con la naturaleza se relacionan por eso para ayudarlos a recuperar la salud, parten del conocimiento empírico obtenido del auto aprendizaje o por una sabiduría transmitida por sus padres y abuelos.

Agripino Iko Bautista, uno de los integrantes del Museo de Medicina Maya, explicó que el ritual de curar a un enfermo empieza siempre con una petición y una ofrenda.

“Los rituales que se hacen aquí siempre es primero pedir, pues, permiso, y (la) ofrenda para la madre tierra, que también sobre todo es muy importante y de alguna forma es curativa”, comentó.

Explicó que los médicos tradicionales suelen celebrar sus rituales curativos en cerros o en lugares que son considerados sagrados.

“Los médicos siempre se acostumbran y hacen sus rituales en los cerros sagrados o en espacios sagrados porque dicen ellos si no hacemos una ceremonia o un ritual u ofrendar algo, pues también hay un castigo de forma natural”, comentó Agripino.

La supervivencia de este tipo de médicos y de esta medicina se encuentra actualmente en riesgo no obstante que el gobierno del estado de Chiapas ha tomado varias medidas para darle legitimidad y valor entre las comunidades.

Esta expresión del sincretismo cultural cuenta con la aprobación de las autoridades que ya certifican a los sanadores como herbolarios y les reconocen su conocimiento adquiridos ya sea por la observación o por la enseñanza de sus familiares.

Agripino consideró este medicina tradicional como una alternativa para recuperar la salud mediante la curación, la limpia y productos medicinales que ellos mismos preparan.

Los tratamientos herbolarios son capaces de disminuir el riesgo de enfermedades de todo tipo con lo que ayudan a proteger o recuperar la salud, además de ser un recurso más económico, efectivo y saludable, insistió.

Un ejemplo ha sido Estela López, una paciente de la etnia tzotzil que asegura que prefiere visitar a su curandero porque éste le receta plantas y yerbas dependiendo del dolor que sufran, ya sea de vientre o por fiebre.

Texto y foto: EFE

 

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