A diferencia de las entregas previas de los Avengers, Infinity War es una película que sí golpea duro, tanto al Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) como a sus asiduos fanáticos. Lastimosamente, su impacto es poco más que una ilusión.
A pesar de la gravedad con la que se desenvuelve, de la cantidad de muertes involucradas en su trama y de su fuerte secuencia final, Infinity War tiene el infortunio de ser solo un engranaje más en el UCM.
Toda su intensidad dramática se va al caño en el momento que rola su escena post-créditos, la cual no sólo resulta chocante por su tono “cómico” sino que también hiere la solidez de la película al evidenciarla como mero vehículo promocional para las producciones “marvelistas” que le seguirán.
Como explica James Mangold, director de Logan: “[las escenas post-créditos] rebajan la integridad de una experiencia cinematográfica, pues el filme no se compromete con su final sino que se prolonga […] con una serie de placenteros anuncios para la cosa que te venderán el año siguiente”.
Esta vez lo que se nos vendió –y compramos– fue una película que “sacudió” el status quo del UCM. Está por verse si Marvel respetará ese sacudón o lo desechará para volver a ofertarnos lo mismo de siempre, lo seguro. Recordemos que la muerte es algo reversible en los cómics, ¿por qué no también en el cine?
A fin de cuentas, Infinity War es sólo una parada más en el tren sin rumbo de Marvel. Incluso si parece llevarnos por nuevos rumbos, no nos sorprendamos si nos regresa al lugar de partida.
Doy el beneficio de la duda, pero vaticino que el filme resultará inconsecuente a la larga. No hay un punto, todo se trata de prolongar el viaje (mientras permanezca redituable).
Por Marcial Méndez*
alexmendez2903_s14@hotmail.com
* Estudiante de Diseño Multimedia, posmoderno y fanático del vaporwave. Dicen que es más formal de lo que su foto indica. Sí tiene novia.