SEGUNDA PLANA // LA COLUMNA

El tema de la discriminación no es novedoso en Yucatán. Bien sabido es, entre propios y extraños, que algunos en el terruño pueden ser terribles con prácticas discriminatorias que calan tanto para los de fuera como para los de adentro. En algunos círculos, términos como huach, indio o maricón están a la orden del día, casi siempre con la intención de ser despectivos y lastimar porque –piensan estas personas– todo aquel que es diferente sencillamente no está a la altura. La nota de nuestro compañero Jorge Euan nos recuerda que dichas actitudes están lejos de ser erradicadas en Yucatán, y por ello, es necesario combatirlas. En ese sentido, de acuerdo con el reportero, la Codhey explica que la discriminación comienza con la forma de vestir: si el sujeto aparenta ser cholo, punk o foráneo, o si tiene rasgos indígenas –hágame usted el favor– el rechazo se hace presente de manera inevitable. A estas personas valdría la pena recordarles que ciertamente pueden exigirse ciertos códigos de vestimenta en determinados espacios: escuelas, centros sociales o empresas. No obstante, nada justifica que se generen burlas, descalificaciones e insultos por las formas que otros eligen para vestirse o presentarse. Acciones discriminatorias como las mencionadas, más allá de ser un delito, recuerdan a ideologías penosas de regímenes como los de Hitler o Mussolini, los cuales, son conocidos por ser los más nefastos de la historia. Discriminar es caer bajo. Fórjese una conciencia crítica permanente para huir de ese verbo.

Si es usted  padre de familia no deje de tomar nota de la información preparada por nuestro compañero Jesús Gómez en torno al regreso a clases y el costo que le generarán los indispensables útiles escolares. Ciertamente, el gasto, como todos los años, es considerable, pero a un día de la quincena, aún está a tiempo para organizarse y tomar previsiones, puesto que aún estamos a semanas de que inicie el nuevo ciclo escolar, lo que permitirá ahorrar y no gastar de más en las vacaciones. Por supuesto, el calor aprieta y los chamacos quisieran pasársela en el puerto, tostándose en la arena, bañándose en el mar o degustando un rico pescado frito cada domingo, pero usted y yo sabemos que lo primero es lo primero…

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