En definitiva, el asunto de los camiones será, por muchas cosas, menos sencillo. Por un lado, está la justa petición, por parte de los concesionarios de las rutas, de aumentar las tarifas ante el incremento de los precios del combustible, el insumo indispensable. Pero por otro lado también está la postura de un gobierno de buenos resultados que, por supuesto, no va a asumir un costo político de ese tamaño. Bien lo señala José Antonio Loret de Mola Gómory, presidente de la Coparmex, en la nota de nuestro compañero Esteban Cruz Obando: “Estamos en momentos muy complejos, por lo que no se vale ni pasar facturas del pasado, ni tampoco patear la lata”. En ese sentido, tampoco puede omitirse lo evidente: ¿cómo subir la tarifa de un servicio que, a todas luces, sigue resultando ineficiente? Largas esperas, unidades sucias y malos tratos. ¿Quién en su sano juicio estaría dispuesto a pagar más por rutas de transporte que no están a la altura de las expectativas de nadie? El propio Loret de Mola ofrece soluciones que no deben echarse al olvido: analizar nuevas rutas, más rentables, y por supuesto, sentarse a negociar, algo que –aseguró el líder empresarial– ambas partes desean. No obstante, más allá de este conflicto, las autoridades del próximo sexenio deberán esforzarse por reorganizar un sistema de transporte que difícilmente posee el ritmo que requiere la Mérida del presente. Si de transporte se trata, hay que soñar con nuevas soluciones y pensar fuera de la caja. ¿Podrá obtenerse algún transporte a un precio justo con comodidades y esperas mínimas que eviten colas largas y eternas esperas? Ningún usuario estará dispuesto a pagar un solo peso más si esta realidad no cambia.
Parafraseando a don Carlos Castillo Peraza, ilustre panista e intelectual de primera línea, el mejor gobierno es aquel que nos hace perder a nosotros, los ciudadanos, el menor tiempo posible, aspecto que el alcalde electo Renán Barrera Concha sigue como buen correligionario y que se demuestra con el reconocimiento hecho por personalidades de la OCDE en torno a las “mejoras regulatorias y simplificación de trámites” que comenzaran durante la administración de Barrera y que continúan a la fecha. Sin duda, perder el menor tiempo posible con asuntos burocráticos para ocuparnos de los que sí nos interesan siempre es de agradecerse.