Dan el último adiós a McCain

Tras días de vigilias y funerales, amigos, familiares y hasta ex presidentes de Estados Unidos se despiden del recién fallecido senador republicano en la Catedral Nacional de Washington

FAMILIARES, AMIGOS, COLEGAS O RIVALES POLÍTICOS, y hasta varios expresidentes de EU, se reunieron ayer en la Catedral Nacional de Washington para dar el último adiós al senador republicano John McCain, quien falleció hace una semana a los 81 años de edad tras una larga lucha contra un cáncer cerebral.

Tras días de vigilias y funerales en el estado al que representaba, Arizona, y en el Capitolio de Estados Unidos, donde sirvió durante más de 30 años, McCain escogió la catedral de la capital estadounidense para recibir su gran despedida, para la que orquestó, de primera mano, todo un símbolo de unidad política.

En las primeras filas del templo se sentaron Bill y Hillary Clinton; Barack y Michelle Obama; George y Laura Bush; y Alan y Mary Elizabeth Gore, pero también se podía distinguir entre los asistentes a senadores de todo el espectro político, desde la progresista Elizabeth Warren al republicano y gran amigo de McCain, Lindsay Graham.

La primera en dirigirse a los asistentes fue su hija Meghan, quien reivindicó “la grandeza” de Estados Unidos y aseguró que el país al que representó y defendió su padre “no necesita ser grande de nuevo, porque siempre lo fue”.

Hace meses, conocedor de la gravedad de su cáncer cerebral, el senador McCain pidió explícitamente que el mandatario no fuera invitado a sus exequias, después de duros enfrentamientos políticos con él, tras lo que Trump llegó a insultarle duramente a través de las redes sociales. Mientras se celebraba el funeral, el presidente fue a jugar a su club de golf a las afueras de Washington, aunque a la ceremonia sí acudieron la hija del multimillonario Ivanka Trump y su esposo, Jared Kushner, así como varios miembros de la Casa Blanca, como el jefe de gabinete, el general John Kelly, y el secretario de Defensa, James Mattis.

McCain, quien quiso hacer de su adiós un lugar de encuentro para aquellos que han dedicado la vida a servir por Estados Unidos, solicitó a los expresidentes George W. Bush y Barack Obama que ofrecieran sendas elegías en la ceremonia, aunque entre ambos truncaron su sueño de llegar a la Presidencia del país.

En su intervención, Bush destacó el “respeto” de McCain hacia “la dignidad inherente en cada vida, una dignidad que no se detiene en las fronteras y que no puede ser borrada por los dictadores”, y subrayó el profundo desprecio que profería el senador hacia “el abuso de poder”.

Minutos más tarde, fue el turno de Obama, quien en un discurso un poco más largo, insistió en el sentido de Estado que desplegó McCain a lo largo de su vida, algo que, pese a sus desacuerdos, los hizo estar “en el mismo equipo”.

Obama recordó las batallas electorales que tanto él como Bush libraron contra McCain en su camino a la Casa Blanca, una pelea que, según dijo, les hizo “mejores presidentes”.

El exmandatario quiso también recordar a su viejo rival con una sonrisa, y aseguró a los asistentes que prueba de la “irreverencia” del senador era su deseo de reunirle a él y al expresidente Bush para dar un discurso público en el mismo acto, su funeral.

“A John le gustaba ser impredecible, incluso un poco irreverente. No tenía interés en conformarse con una versión prefabricada de lo que debería ser un senador”, dijo Obama.

“Después de todo -bromeó el exmandatario-, ¿qué mejor manera para obtener una última risa que hacer que George y yo digamos cosas buenas de él a una audiencia nacional?”.

Texto y foto: EFE

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