BoJack Horseman y la falta de auto-conocimiento

Hace poco más de una semana que se estrenó la quinta temporada de BoJack Horseman, la aclamada serie original de Netflix sobre un caballo deprimido y sus amigos. Los nuevos capítulos ofrecen la misma mezcla de comedia y drama que ha caracterizado al show desde sus inicios, aunque ahora con unas muchas cucharadas de metatextualidad.

Entre otras cosas, la quinta temporada aprovecha este nuevo recurso para hacer comentarios críticos sobre sí mismo. El programa de BoJack Horseman se vuelve, entonces, autoconsciente y autocrítico. Probablemente su admisión metatextual más importante sea la que ocurre en la mitad de la temporada cuando BoJack, hablando de la serie que protagonizó en los noventas, afirma que los shows no pueden darles finales felices a sus personajes porque entonces el espectáculo terminaría. Justo eso ocurre con esta caricatura.

Un tema importante de esta temporada es el hecho de que BoJack ha llegado a un punto en el cual ya está muy consciente de sus problemas y tiene el coraje para reconocerlos, pero no termina de dar el siguiente paso: solucionarlos. Encuentra en la autoconciencia una zona de confort en la que, intermitentemente, se siente bien consigo mismo por saber que está fregado incluso si no hace nada para mejorar. El show, de hecho, dirige una crítica similar hacía aquel sector de su audiencia que romantiza las tendencias depresivas de su protagonista a manera de validación personal. La postura de la serie es sólida y bien enfatizada: el autoconocimiento de nada sirve si no lo utilizamos para superarnos.

BoJack Horseman –la caricatura, no el personaje– ha estado construyendo tal mensaje desde sus inicios, pero no fue sino hasta esta quinta temporada que lo enunció de una manera clara y definitiva. Es evidente que los creativos detrás del show no se quieren arriesgar a no darse a entender, atreviéndose incluso a entrometerse con las interpretaciones de su audiencia para lograrlo. Tal medida no me agrada, pero es indicativa de la importancia que tiene el punto de esta temporada o, más bien, de la serie entera. Este mensaje es la síntesis de todo el recorrido de BoJack y, por tanto, debe ser su punto final. Es hora de darle al caballo su final feliz si la serie no quiere caer en los mismos vicios de este: ser consciente de sus propios errores pero complacerse con tan solo seguir andando, jamás cambiando.

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