Tan malas que son buenas

Mae Govannen estimados lectores, esta semana se celebran dos importantes aniversarios en el cine, cada uno con un público distinto y de percepciones diferentes en los asistentes: El 40º aniversario de “El ataque de los tomates asesinos” y el 50º aniversario de “La noche de los muertos vivientes”, del mítico director George A. Romero, mejor conocido como el padre del subgénero zombie gracias a todas sus aportaciones.

Ambos títulos pertenecen al cine de serie B, el cual normalmente se conoce como aquellas producciones que se caracterizan principalmente por su bajo presupuesto y efectos prácticos, sin la espectacularidad que contienen las películas de los grandes estudios de Hollywood, falsamente catalogadas como “chafas” y “malas” pero ¿realmente es así?

Durante la época dorada de Hollywood, entre los años 30 y 40, las películas de serie B existían gracias a las prácticas de exhibición que tenían en ese tiempo, que se centraban en dos proyecciones cinematográficas con tal de atraer a las audiencias; usualmente entre ambas películas completaban las 3 horas de exhibición. Las series A eran las grandes producciones con grandes actores y un trabajo más detallado en todos sus niveles y las otras eran precisamente lo contrario.

Hoy por hoy el cine de serie B, más allá de verse como una visión económicamente posible de un largometraje, se releva de su importancia estética y recae en estereotipos tal vez hechos a propósito, pero no con la intención de tener una cultura del mínimo esfuerzo, al contrario, cómo decía el director Stan Brakhage “El verdadero cine es el cine amateur, porque el cineasta aficionado filma aquello que ama”.

No estoy catalogando al cine de serie B como el cine verdadero, la expresividad de la frase anterior recae en el amor que uno le hace a las cosas: en la mayoría de los casos el cine de serie B se hace con más intencionalidad y cariño que el cine de serie A y a pesar de todas sus limitantes técnicas, al conocer el trasfondo de estas producciones se convierten en algo tan malo, que es bueno y disfrutable.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *