Las desigualdades aumentan el hambre y la obesidad en América Latina

Lejos de reducirse, el hambre y la obesidad aumentan en América Latina, en particular en Venezuela, Argentina y Bolivia. En 2017 había 39,3 millones de personas subalimentadas y otras 3,6 millones se incorporaron a la epidemia de la obesidad, alertó este miércoles Naciones Unidas.

Por tercer año consecutivo tenemos que darles malas noticias: han aumentado las cifras del hambre en América Latina y el Caribe, elevando a 39,3 millones en América Latina, dijo el director regional de la FAO, Julio Berdegué, en la presentación del Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018, elaborado por cuatro agencias de la ONU.

El 7,9% de la población de la región y del Caribe se encuentra en inseguridad alimentaria grave, lo que significa 47,1 millones de personas, casi cinco millones más que en el trienio anterior, alerta el informe, de las que 29 millones están en Sudamérica.

Mientras tanto, la epidemia de la obesidad sigue imparable: 104,7 millones de adultos en la región son obesos, casi un cuarto de la población.

No hay razones técnicas ni materiales para este aumento del hambre y la malnutrición, recordó Berdegué.

Los más pobres son las principales víctimas tanto de la malnutrición como de la obesidad, en particular las mujeres, los indígenas, los afrodescendientes y las poblaciones rurales.

En diez países, el 20% de los niños y niñas más pobres sufren tres veces más la desnutrición crónica que el 20% más rico. “Los estamos condenando a un futuro tremendamente difícil”, sostuvo Berdegué.

Por ejemplo en Bolivia, el 25% de los niños quechua y el 23% aymara padece subalimentación crónica.

Venezuela lidera

Con 600.000 personas más desde 2014 a 2015, Venezuela lidera el crecimiento de las personas subalimentadas, con 3,7 millones (11,7% de la población), seguido por Argentina y Bolivia, donde el incremento fue de 0,1% en ambos países.

Solo Haití, México, Colombia y República Dominicana redujeron el hambre desde 2014.

Otros once países siguen sin cambios, entre ellos Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras o Perú. Solo Brasil, Cuba y Uruguay tienen porcentajes de hambre inferiores al 2,5% de su población.

Elaborado por la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y Agricultura (FAO), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el informe apunta a los cambios que han sufrido los sistemas alimentarios de la región.

“Alimentación saludable, un privilegio

En una región que es la despensa agrícola del mundo, muchas personas no tienen acceso a frutas y verduras frescas o son caras, por lo que las personas con menos recursos optan a menudo por productos con alto contenido en grasas, azúcar y sal, que son más baratos.

A título de ejemplo, el 27% de la población de Chile no tiene dinero para comprar una canasta saludable, recordó el funcionario de la FAO.

La consecuencia es que las mujeres chilenas encabezan la lista de la obesidad de Sudamérica y los hombres chilenos ocupan el segundo lugar, por detrás de los argentinos, en la clasificación por género.

“La alimentación saludable sigue siendo un privilegio y debe ser un derecho humano“, alertó desde Panamá la directora regional de Unicef, María Cristina Perceval.

Se gana más pero se come peor

Revertir el problema combina políticas públicas, compromiso de las empresas alimentarias y educación de la población, reconocen los especialistas.

“Los gobiernos tienen una responsabilidad principal: erradicar el hambre o controlar una epidemia como la obesidad no se puede dejar solo a la sociedad civil o a las empresas. El liderazgo tiene que venir de los gobiernos“, aseguró Berdegué.

Y este liderazgo pasa por gravar la comida chatarra, regular el contenido de ingredientes nocivos en la comida procesada y emprender campañas de educación en los centros de enseñanza para integrar en las dietas la comida saludable.

Las empresas “tienen que hacerse cargo de su responsabilidad” por los alimentos que colocan en los anaqueles de los supermercados, principales causantes de la obesidad, recuerda Berdegué.

Y todos coinciden en que la sociedad civil tiene que poner algo de su parte: “La gente gana más pero come peor, por lo que el problema pasa por un cambio de comportamiento”, concluyó el representante del PAM, Miguel Barreto, desde Panamá.

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