A los 100 primeros días del Presidente Andrés Manuel López Obrador al frente de México les podemos poner cualquier calificativo, porque nos han llevado de los aplausos al repudio en varios momentos, pero es una realidad que a nadie nos ha dejado indiferentes.
Se ha llevado las primeras planas de todos los medios de comunicación y ha estado en boca de todos los mexicanos, por todo lo que ha hecho y dicho, pero incluso por aquello que ni siquiera ha comenzado a realizar
Lo que también es claro es que estos poco más de tres meses han sido de muchos discursos y proyectos, pero de muy pocas acciones concretas, lo cual es muy normal, ya que estamos hablando de un proyecto que recien comienza y que apenas está colocando las bases del mismo.
Sin embargo, en esto radica igual el centro de las críticas que ha recibido, ya que al colocar esos cimientos está optando por acabar con una buena parte de lo que ya se tenía, bajo el discurso de que todo estaba muy mal.
La corrupción sí está en todos lados, pero no por eso las instituciones y los programas implementados por anteriores gobiernos tienen que ser necesariamente malos. Pareciera que es más fácil destruir todo lo que ya existe, en lugar de estudiar caso por caso y analizar los pro y contras de cada uno de ellos.
El tema del refugio para mujeres, las estancias infantiles y los linchamientos mediáticos sin acción jurídica aparente, son pendientes a resolver.
¿Hay algo que celebrar en estos 100 días? Todavía no, pero esto apenas comienza.
