Cuidado con los papás en el deporte infantil

Por Esteban Cruz

El peor enemigo de un deportista infantil no son sus rivales en la cancha, para nada: son los mismos padres, y que creen, ni nos damos cuenta.

Llevo más de 15 años viendo el deporte infantil, en varios escenarios, incluidos las Olimpiadas Nacionales, pero principalmente en el béisbol y fútbol, primero porque mis hijos practican tae kwon do y alguna vez probaron el béisbol en la Liga Yucatán o la extinta Liga Juan José Pacho en la Unidad Deportiva Municipal Fernando Valenzuela.

Más tarde fui anotador oficial en la Liga Infantil y Juvenil de Béisbol Yucatán y recuerdo que era terrible ver a los padres constantemente gritando a sus hijos, por encima del propio entrenador.

Cada deporte tiene su encanto. Es decir, los padres se expresan de diferente manera para apoyar a sus hijos, pero al mismo tiempo se exceden en sus gritos, lo que terminan por aturdir a los chicos que ya no saben a quién hacer caso, si a su padre o al entrenador.

Ayer fui a un partido de la Copa Yucatán de fútbol 2019, que con más de 120 equipos comenzó el viernes pasado en el campo del ex Rastro, pero con el Instituto Patria como escenario principal.

Bueno, pues los gritos de los padres volvieron a mis oídos y me causaron lo mismo que entonces: malestar porque no dejan jugar a los niños. Yo creo que los niños no deben preocuparse en jugar, más que agradar a los padres. En el juego que vi, los Corsarios de Campeche vencieron 3-1 a los Tigres de Mérida de Paseo Verde.

Los goles de los campechanos fueron de Jesús Huicab, Jael Chan y un autogol. Por los Tigres, Ximena Mota hizo un bonito gol de penal.

De hecho Ximena fue de las mejores jugadoras del equipo yucateco, que hoy domingo tendrá doble juego para completar la primera ronda.

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