Sin que el paso del tiempo logre borrar el cariño a Pedro Infante, su recuerdo se mantiene intacto en el corazón de generaciones de diversas edades.
Mitos e historias mantienen vivo el recuerdo del actor más querido de México, que escogió Mérida para tener su segunda residencia, y en donde decidió esperar a la muerte hace 62 años.
Una hermosa casa ubicada en la avenida Itzáes con la calle 73, en su época de esplendor fue testigo de momentos de intimidad del llamado Ídolo de México, y hoy convertida en el Hotel Boulevard Infante guarda celosamente los recuerdos de su dueño original, que el tiempo se rehúsa a borrar.
Para descubrir la forma en que Pedro Infante vivía en Mérida, este hotel brinda la oportunidad de conocer algunos de los espacios favoritos del actor en su hogar que todavía conserva sus objetos personales, mientras la imaginación nos transporta a la nostalgia.
Esta residencia era el sitio preferido del artista para pasar sus tiempos libres, cuando estaba fuera de filmación, para descansar, convivir con sus vecinos y la comunidad en general.
Con el paso de los años el inmueble fue remodelado, pero conserva gran parte de su arquitectura original y se aprecia el toque característico de Pedro Infante, en el área de la piscina, el bar, el salón de reuniones y la cochera, en estos dos últimos espacios se encuentra una galería que está abierta al público.
Entrar a esta casa es tratar de revivir, sentir la esencia del actor y atar cabos de muchas historias recopiladas por los vecinos, que conocieron de niños al actor y otras contadas por sus padres, quienes convivieron con él y sufrieron la ausencia de su amigo.
Esta es la morada en que Pedro Infante heredó su amor a los yucatecos para quedarse por siempre en esta ciudad.
Por haber sido la residencia del gran Ídolo de México el hotel actualmente recibe a muchos visitantes nacionales que llegan atraídos por conocer el lugar de descanso del artista, donde también fue velado luego del trágico accidente aéreo donde perdió la vida.
Texto: Yoisi Moguel