Estudios realizados en más de 1,700 hombres y mujeres, a los que los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Pensilvania les dieron seguimiento durante muchos años, revelaron que el riesgo de desarrollar hipertensión era cinco veces mayor entre quienes durmieron menos de cinco horas por noche, y tres veces y media mayor en quienes durmieron entre cinco y seis horas. Sin embargo, no hubo un riesgo mayor entre quienes durmieron por lo general seis horas o más.
Del mismo modo, el riesgo de desarrollar diabetes se triplicó entre quienes durmieron menos y se duplicó en quienes durmieron entre cinco y seis horas.
Las personas que sufren de insomnio con frecuencia se quejan de que no pueden concentrarse o de que tienen problemas de memoria. Aunque las pruebas de este hecho son inconsistentes, los estudios de la Universidad Estatal de Pensilvania demostraron que las personas con insomnio son más propensas a desempeñarse de forma deficiente en pruebas de velocidad de procesamiento, cambios de atención y memoria visual. La mayoría de los estudios han demostrado que el insomnio afecta el desempeño cognitivo, un posible factor de riesgo en la discapacidad cognitiva leve y la demencia.
Entre las muchas razones por las que existe un alto índice de sueño interrumpido o deficiente entre los adultos mayores se encuentran las enfermedades crónicas que ocasionan dolor o malestar emocional que interrumpen el sueño, la necesidad de orinar varias veces durante la noche y las responsabilidades de cuidado de terceros que no respetan los horarios. Cuando despiertan mucho antes del amanecer, muchas de estas personas tienen dificultades para conciliar el sueño de nuevo.
En el trasfondo de muchos de estos problemas se encuentra la forma en la que el cuerpo reacciona ante el estrés. El estrés estimula la liberación de sustancias como el cortisol que se sabe son causantes del despertar y el insomnio, además, las personas sanas de edad madura son más vulnerables a los efectos de estas hormonas estimulantes que alteran el sueño. Alexandros H. Vgontzas y Julio Fernández-Mendoza escribieron en Current Psychiatry Reports que esto podría explicar por qué las personas mayores son más propensas a padecer insomnio.
Agregaron que hasta cierto grado todas las personas con insomnio experimentan una actividad cortical aumentada durante el sueño, lo cual podría explicar por qué algunas se quejan de que su sueño no es restaurador ni reconfortante sin importar cuántas horas duerman.
No obstante, de acuerdo con Nabil S. Kamel, un geriatra de Springfield, Misuri, y Julie K. Gammack, una geriatra del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de San Luis, los trastornos del sueño no forman parte del envejecimiento.
Texto y foto: El Universal