Treinta y dos muertos, dieciséis desaparecidos, un millón de evacuados, cinco millones de afectados y pérdidas de casi 2,000 millones de euros: ese es el balance hasta ahora en China tras la llegada del tifón Lekima, el más potente que azota al país desde 2014.
El último balance ofrecido por las autoridades locales y citado por los medios estatales indicó que la mayoría de las muertes se produjeron en el condado de Yongjia, situado en la provincia oriental de Zhejiang, donde el tifón tocó tierra en la madrugada del sábado.
Allí, las lluvias torrenciales provocaron un corrimiento de tierras que bloqueó los ríos cercanos a un embalse, lo que provocó que el nivel de éste creciera hasta diez metros en diez minutos, arrastrando a los pobladores de localidades cercanas.
Estas muertes en China se suman a la de un hombre de 64 años en Taiwán, que cayó de un árbol mientras trataba de podar las ramas como precaución ante el tifón.
Casi 1.1 millones de personas han sido evacuadas hasta ahora, y las autoridades estiman en unos 5.35 millones el número de afectados en Zhejiang.
Más de 21,000 militares han participado en las tareas de rescate, en las que se desplegaron unas 400 embarcaciones con las que evacuaron a más de 33,000 personas afectadas.
Según fuentes militares citadas por la agencia estatal Xinhua, los equipos han reparado hasta ahora 247 kilómetros de carreteras, limpiado 3,2 kilómetros de ríos y transportado 105 toneladas de material de ayuda humanitaria.
En Zhejiang, una de las provincias históricamente más afectadas por tifones, más de 180,000 hectáreas de cultivos y 34,000 casas han resultado dañadas a su paso, causando pérdidas económicas directas de unos 2,230 millones de dólares (1,971 millones de euros).
Entre las zonas afectadas destaca la ciudad de Linhai, cuyas murallas son una conocida atracción turística en el país y que quedó inundada el sábado, obligando a los rescatadores a acudir con barcazas inflables para evacuar a residentes y visitantes.
La mayoría de las evacuaciones se llevaron a cabo en Zhejiang, pero en Shanghái, centro económico del país, unas 253,000 personas fueron trasladadas a lugares seguros por las autoridades locales.
El Gobierno central anunció el sábado un fondo especial de 30 millones de yuanes (4.2 millones de dólares, 3.8 millones de euros) para ayudar a los afectados por el Lekima en Zhejiang.
Con vientos de hasta 187 kilómetros por hora, este tifón -el noveno registrado este año en el gigante asiático- ha obligado a cancelar cientos de ferris, vuelos y a cortar tramos de algunas líneas ferroviarias.
A pesar de que seguirá dirigiéndose hacia el norte a una velocidad de unos 15 kilómetros por hora, las autoridades meteorológicas de China aseguraron que el tifón irá debilitándose paulatinamente.
Su próxima parada será la provincia de Shandong, donde llegó a última hora de ayer.
También se prevé que Lekima cause fuertes tormentas en las regiones de Anhui, Fujian y Jiangsu.
De hecho, los potentes vientos han afectado hasta a la provincia nororiental de Liaoning, donde la ciudad de Dalian, uno de los principales puertos del país, se ha visto obligada a suspender todos los servicios marítimos.
El organismo, que el sábado había emitido una alerta roja -la más grave de las cuatro del sistema nacional de emergencias-, la rebajó al segundo nivel, la naranja.
Esto se debe a que el Lekima pasó de supertifón a tifón a las 5 hora local de sábado, con vientos de hasta 144 kilómetros por hora.
La prensa local también destacó que pese a que la zona es azotada a menudo por fuertes tormentas, el complejo de Disneyland de Shanghái cerró el sábado por primera vez desde su apertura, en 2016, por razones meteorológicas. No obstante, el complejo reabrió sus puertas ayer.
Texto y foto: EFE/ Agencias