La alegría y la devoción por la Virgen de Guadalupe se desbordaron en San Cristóbal en la víspera del 12 de diciembre.
En la misa de 10 de la noche participaron vecinos de Xoclan y El Roble, quienes escucharon en la prédica del sacerdote un mensaje acerca del perdón que nos ofrece Jesús y la manera en la que antes de expirar en la cruz, señalando a María, exclamó “Allí tienen a su madre, un gran regalo de Cristo hacia nosotros, quien nos visitó en la colina del Tepeyac y nos dejó su imagen”, subrayó el prelado, quien pidió a los feligreses regresar a casa repletos de amor divino, cumplir con los mandamientos, crecer en la santidad y la virtud, y sobre todo ser más serviciales y caritativos como verdaderos hijos de Santa María de Guadalupe.
Grupos de ciclistas y de antorchistas que con júbilo llegaban hasta la imagen de la Morenita del Tepeyac para tocarla o cuando menos para verla de cerca y encomendarle sus peticiones especiales o alguna gracia, así sea por la salud propia o la de un ser querido o simplemente por agradecerle las cosas buenas recibidas a lo largo del año.
En este que es el santuario guadalupano más importante de la entidad y de la Península, se esperaba la llegada de más de 300 peregrinaciones desde que fue bajada la imagen a principios de noviembre, pero durante la noche, en los que había misas cada hora, los recintos lucían completamente abarrotados.
Texto y foto: Manuel Pool