A propósito del lamentable caso ocurrido en Torreón, Coahuila, hace algunos años, cuando en Estados Unidos comenzó a darse los lamentables casos de tiroteos en los colegios, por mano de los mismos estudiantes, muchos se preguntaron cuánto faltaba para que en México se diera este mismo fenómeno.
Varios especialistas trataron de diagnosticar la causa de estos sucesos y vincularon mil y un factores, como era la programación violenta, los videojuegos, las subculturas, la regulación de armas y hasta el acoso escolar, tan popular en esos tiempos como lo es ahora. Sin embargo, los casos siguieron presentándose y por triste que parezca, nuestros vecinos de Norteamérica viven con temor preguntándose cuándo se puede volver a presentar algo así.
Ayer fue un día de luto para todo el país, pero también es un momento para reaccionar, para reflexionar y darnos cuenta de qué es lo que se está haciendo mal en la sociedad. Averiguar cuáles son las causas que puede llevar a nuestros niños a cometer estos actos que son tan terribles inclusos para los adultos.
Fue un día de luto, porque no sólo se perdieron vidas humanas, sino porque nuestras autoridades demostraron su falta de preparación y su simpleza al culpar a los videojuegos de tan lamentable suceso, incluso antes de haber realizado una investigación seria.
Fue un día de luto, porque nos seguimos dando cuenta de lo frágil que es nuestra sociedad y que los niños son las principales víctimas de tanta ineptitud.
Qué soledad y qué oscuridad tan grande nos acecha, para que un niño, en lugar de jugar, y en lugar de amar, decida disparar. En definitiva, estamos de luto.