La rabia y la impotencia por recibir de nueva cuenta una negativa de pago por el trabajo realizado en noviembre, diciembre y su aguinaldo, ocasionaron en la maestra Karina Reyes una crisis nerviosa que se volvió viral en las redes, y dejó al descubierto el drama y la incertidumbre que, como ella, viven cada año cientos o miles de maestros sin base, que ante el temor de que les quiten su contrato, en su mayoría sufren en silencio los abusos de las autoridades escolares.
“Al gobierno no le interesan los maestros, es una vil mentira de que están preocupados por la educación, esto que estamos viendo es la prueba de que la Secretaría (de Educación), es un botín político en el que se jinetea el dinero de los maestros para generar intereses, no les dan bases, aunque por derecho les corresponda, como es el caso de esta maestra que lleva 20 años con contratos, y no les pagan con clave porque tendrían derecho a prestaciones e incentivos mayores, y entonces, los mantienen con contratos de apoyo sin darles prestaciones”, denunció el maestro Jesús González Cupul, secretario de educación básica de la agrupación Docentes Unidos Luchando por Yucatán (Duly).
Por la tarde, el equipo de Peninsular Punto Medio buscó a la maestra, quien relató que estudió para presentar su examen con vistas a obtener su base, y logró el nivel “A”, y quedó en el sitio número 145 de más de 600 maestros en la lista de prelación.
“Los últimos 10 años fui directora en Mérida por quedar en buen lugar, desde el 16 de agosto hasta mediados de octubre fui directora de una escuela de nueva creación en Ciudad Caucel. Me quitaron mi contrato para mandarme a Maxcanú, pero luego resultó que siempre era sin clave, me dijeron que me pagarían como contrato de apoyo y no se sabe que va a pasar conmigo porque querían que firme un contrato que va del 8 al 31 de enero”, explicó la maestra, quien llena de tristeza comentó que en Caucel se colocaron profesoras que en su examen quedaron en el lugar “500 y algo” y otra en el 200.
“Son los acomodos que hacen los gobiernos, y ahora resulta que la que no estudió y la que quedó en el 500 ya tienen base y prestaciones porque estuvo en campaña o tiene algún compadrazgo”, acusó la maestra, quien compartió una experiencia similar que vivió en un curso escolar anterior, donde el lugar que ocupaba en Tetiz, sin mayores explicaciones se lo dieron a una sobrina de la directora.
La cuestión es que, por este cambio de Ciudad Caucel a Maxcanú, resultó que se retrasó su pago, y que de no haberse dado, desde el 16 de octubre ya debería de haber recibido su dinero, mientras que a la fecha se la ha pasado dando vueltas y vueltas para cobrar por el trabajo realizado.
“Solo han sido vueltas y enojos, me dicen pasa a la ventanilla uno, luego que a la dos, o a la de información, me deben 30 mil pesos de noviembre, diciembre y mi aguinaldo, y no me voy a ir de aquí hasta que no me paguen, ya me engañaron muchas veces, cada año es lo mismo”, dijo la maestra afectada, quien consideró que, si bien los gobiernos anteriores tenían errores y fallos, conocían la forma de solucionar de manera rápida los problemas y lograr que se hiciera efectivo el pago.
“Ahora la gente que se puso no sabe hacer su trabajo, y un ejemplo de esto es que el día que nos cambiaron, la persona que se supone debería de atender los temas administrativos, reconoció que no sabe, porque era directora, entonces, ¿porque no la regresaron a hacer lo que sabe?”, se preguntó la docente, quien en medio de la crisis nerviosa que padeció por la mañana renegaba de ser maestra, esto no por no amar su profesión, sino por el hecho de que por tener solo contratos temporales cada año vive con incertidumbre y limitaciones.
“Es horrible, pasan los años, ya no soy chamaca, tengo tres hijos, tengo muchos gastos, he tenido que hacer muchos trabajos extras para completar y pagar las deudas, dar asesorías y cursos, trabajar con el internet hasta la madrugada, hasta he laborado en una pizzería después de dar clases y llegar de Maxcanú. Ya sé que del 15 de julio a diciembre no tengo un centavo, mis hijos saben que no hay paseos ni comida, que tiene que haber austeridad en la casa”, dijo la maestra con lágrimas en los ojos.
Y a todo esto se suma la exigencia y presión que los supervisores y directores ejercen para que se les entreguen a través del correo electrónico los avances en la planeación y evaluación, que en el caso de la maestra Karina entrega hasta la madrugada.
“Como la plataforma nunca funciona, a veces no duermo. Amo estar con mis hijos y no puedo estar con ellos por tantas cosas que tengo que hacer para completar, y sin base, ni siquiera tengo seguridad social, porque no te dan de alta hasta que salga tu cheque, y mientras qué hago si mis hijos se enferman, uno de ellos ya tiene asma, y yo ya estoy enferma de los nervios con tanto problema con la Secretaría, no puedo más, ya no hay respuestas para mí”, puntualizó.
En este mismo sentido se pronunció la maestra Ligia Canul Cetina, quien tampoco cuenta con base ni tampoco se le ha pagado su sueldo desde hace varios meses.
“No me da miedo hablar de esto, sé que podría costarme el trabajo, pero estoy dispuesta a correr el riesgo y que no se sigan cometiendo más injusticias contra nosotros los maestros”, puntualizó.
Texto: Manuel Pool Moguel
Fotos: Redacción / Cortesía