Por: Carol Santana Franco
El paro nacional de mujeres, convocado por colectivos ferministas, fue el protagonista de la semana.
Comercios e instituciones, como la Universidad Autónoma de Yucatán, se unieron a la propuesta diciendo que no habrían represalias en contra de las mujeres que decidan no asistir a sus labores cotidianas.
A pesar de que este movimiento no es la primera vez que se realiza en el mundo, representa un parteaguas en la historia de México y la lucha por erradicar la violencia de género. Sobretodo por el aumento de los feminicidios y desapariciones en el país.
Lamentablemente la propuesta se ha politizado y se ha vuelto una excusa para la derecha y los partidos políticos de querer protagonizar y mostrar una fuerza opositora en contra del actual gobierno de la izquierda, encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Lo más lamentable del caso es que las instituciones y partidos que se están sumando al paro no hacen nada por mejorar las condiciones de las mujeres, tanto en lo público como en lo privado.
Cuestiones como el aborto y el matrimonio igualitario siguen siendo un tabú en algunos estados, y ni mencionar la corrupción de las autoridades que han impedido que se persiga y se castigue a los responsables de feminicidios. Al final resulta muy fácil proclamarse aliado del movimiento pero no hacer nada cuando tienen la capacidad de hacerlo.
Y es por eso que después parece que a las feministas nada les gusta, cuando en realidad más que molestarnos su participación, nos enoja la hipocresía con la que pretenden darle el día a sus trabajadoras o alumnas pero no ponerle un alto a la violencia que se ejerce en sus instituciones.
Por otra parte, a muchas mujeres el paro no les queda muy claro del todo. Y está bien, ya que no es la única manera en la que pueden protestar. Mujeres que no pueden participar en el paro están buscando alternativas como utilizar prendas de color morado.
Al final, el paro del 9 de marzo no es una excusa para descansar. Es un posicionamiento político creado por y para mujeres, con el fin de demostrar la importancia tanto en lo económico como en lo privado que tienen las mujeres.
La epidemia que se ha vuelto la violencia de género ya no puede seguir cobrando la vida de más mujeres, y el gobierno tiene que hacer algo mejor que echar culpas a cuestiones morales para garantizar que todas las niñas y mujeres tengan una vida libre de violencia en México.