Soñando en medio del confinamiento

Muchos son los efectos negativos que amenazan nuestra salud mental en medio del aislamiento que vivimos por el coronavirus. El estrés por lo que es y lo que será en un futuro ha llegado a tal punto que empiezan a dispararse algunos trastornos, como los sueños desenfrenados. Algunos incluso hablan de una epidemia en medio de la epidemia….

El problema añadido es que las personas con problemas del sueño no pueden recibir la atención médica oportuna. Sin importar la gravedad del trastorno, la mayoría de médicos en los hospitales están atendiendo casos del nuevo coronavirus y el resto de consultas habituales han quedado pospuestas.
“Los médicos nos vamos a enfrentar a otro problema más adelante, cuando baje esta ola del virus, porque no estamos viendo pacientes y ellos tampoco suelen consultar “online” por problemas de sueño”, contó a Efe el doctor Carles Gaig, coordinador del grupo de estudio de Trastornos de la Vigilia y el Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Según Gaig, los problemas que amenazan al sueño en plena crisis son varios: el insomnio, el mal descanso nocturno y el dormir mucho más de la cuenta o fuera de horario. Sumado a ello, en el fondo de la lista, se encuentra un fenómeno que aumenta la ansiedad y agudiza otros males: los sueños desenfrenados.
Como si no fuese suficiente estar viviendo un escenario bastante distópico por el coronavirus, muchas personas están empezando a presentar sueños más intensos de lo normal. Una lucha interna que, a veces, se manifiesta como pesadilla, otras como historia de fantasía, pero siempre con un común denominador: parecen tramas escritas y dirigidas por Quentin Tarantino.

EL DUELO ENTRE LA MENTE Y EL VIRUS

El cuerpo y el cerebro humano, “es una maquina que funciona de forma muy sincronizada”, afirmó el doctor Gaig, y opinó que, en ese sentido, cualquier cambio abrupto en nuestra rutina diaria desencadena toda una serie de consecuencias que pueden conllevar a la aparición o agudizamiento de algún trastorno nocturno.
“Con los sueños la situación no es diferente, sobre todo si tenemos en cuenta su importante papel de prepararnos para las diferentes situaciones que puedan haber durante el día”, añadió el funcionario de la SEN.
El especialista indicó que también debemos tener presente que, el estar aislados, “no significa tener que sentirnos tranquilos”. Mientras que en la realidad estamos en constante exposición a las malas noticias, al estrés y a la desesperación del confinamiento, en los sueños “nuestra mente intenta sobreponerse y adaptarse a la situación”.
No obstante, esta lucha se vuelve mucho más dura para esas personas para las que su casa no es un hogar feliz. En estos casos, hay quienes pueden vivir un verdadero infierno en medio de esta crisis que ya de por sí “hace que veamos más la fragilidad de nosotros mismos”, indicó a Efe Letty Maribel González, psicóloga educativa colombiana que trabaja con temas de depresión.
“La mente juega mucho con nosotros. Así sea un comentario pequeño que te hagan, la mente empieza a crear mundos fantásticos y, lo que yo diría frente a eso, es que necesitamos crear un espacio donde podamos estar tranquilos”, añadió González.
Un punto en el que, por cierto, ambos profesionales convergen como método para enfrentar la ansiedad y el estrés en estos momentos. Se trata de filtrar las informaciones y procurar evitar la sobreexposición de nuestro cerebro a las ondas de los aparatos electrónicos.
En ese orden de ideas, una de las estrategias más efectivas para combatir la psicosis, según indicaron los especialistas, es empezar a acceder de forma voluntaria a la información. Determinar qué quiero saber, en qué momento del día quiero saberlo y en qué horarios me conviene estar libre de informaciones que puedan afectar mi sueño.

NO ESTAMOS SOÑANDO MÁS, SINO DURMIENDO PEOR

Una afirmación incorrecta sobre el fenómeno de los sueños desenfrenados es decir que estamos soñando más que antes. En realidad, bien sea en los tiempos del coronavirus o no, todas las noches soñamos y la mayoría de las veces no nos acordamos de ello, según indicaron los expertos.
Esto sucede, según el doctor Gaig, “porque cuando dormimos la parte del cerebro que se encarga de grabar la memoria más inmediata, que es el hipocampo, no funciona igual que cuando estamos despiertos”.
Esto significa, entre otras cosas, de acuerdo al galeno, que resulta más fácil acordarse de lo que soñamos si nos levantamos justo después de haberlo hecho. De esta forma, si una persona se levanta varias veces a lo largo de la noche le resultará más fácil tener memoria de lo que soñó.
Un punto importante, según Gaig, para entender el fenómeno de los sueños desenfrenados, ya que con la crisis actual la calidad de nuestro sueño se ve reducida y empezamos a presentar desordenes en nuestra actividad cerebral habitual.
Gaig indicó que, por un lado, el sueño se vuelve más superficial como consecuencia del estrés y la ansiedad, por tanto, las personas se despiertan más veces en la noche y pueden ser mucho más conscientes de lo que sueñan.
Por otro lado, en relación con nuestra actividad cerebral, la cosa parece haberse descontrolado bastante. El experto indicó que, estando en fase REM, que es precisamente cuando empezamos a soñar, el cerebro gasta casi la misma energía que cuando estamos despiertos, solo que activa áreas y neurotransmisores cerebrales distintos.
“Las cosas así -precisó Gaig-, es probable que pueda haber más de una activación de estos neurotransmisores como consecuencia de los desordenes en nuestra alimentación y rutina y los altos niveles de estrés”. Algo que considera normal y que posiblemente obedece a un proceso adaptativo de la mente.

LA RAZÓN DE QUE SUEÑES LO QUE SUEÑAS

Ahora bien, otra de las preguntas que podemos llegar a hacernos es: ¿por qué sueño lo que sueño? Lo cierto es que no hay una respuesta concreta y lo que aparece o no en los sueños varía a nivel individual.
Aún así, el neurólogo indicó que no podemos desconocer la estrecha relación entre el mundo exterior y el interior, que sería nuestra mente. El estrés, la ansiedad, el bombardeo constante de noticias y todos los cambios y nuevos roles que van apareciendo en nuestros hogares, generan un impacto directo sobre nuestro estado de ánimo y una respuesta adaptativa de nuestro cerebro.
Con todo esto, es importante recordar que estamos atravesando un proceso disruptivo en nuestra vida. Uno que “acarrea una serie de cambios sicológicos y también frente al estado de funcionamiento y activación mental”, según afirmó Gaig.
En ese sentido, “es normal que aparezcan algunos trastornos como el insomnio o el sueño superficial, muy importantes para entender la intensificación de los sueños. En otras palabras, se trataría de una respuesta natural frente al estrés agudo que suscita la crisis del coronavirus”, matizó el especialista.

RECUPERANDO EL CONTROL DE NUESTRA MENTE

Uno de los consejos en que más énfasis hizo la psicóloga Letty González en su entrevista con Efe, es precisamente que debemos intentar hacer que el confinamiento “no se convierta en un mismo día que se repite varias veces”.
La manera de hacerlo es muy simple: establecer una rutina y empezar a colocarse pequeñas metas diarias. Algo que se complementaría con el consejo del doctor Gaig, de reducir las cenas copiosas, hacer ejercicio y evitar el consumo de cafeína en la tarde para ayudar al cuerpo a retomar su activación cerebral regular.
Asimismo, hay algo que, aunque parezca obvio, es importante mencionar, según indican ambos especialistas: es mejor evitar el exceso de alcohol y tabaco o por lo menos reducir su consumo por la noche.
Además, añadió González, que “frente al tema de los sueños y lo inquietante que puede resultarnos su significado, una terapia muy interesante es el tomar nota de ellos para después reflexionar. Se trataría de un proceso de autoconocimiento en el que la idea es poner consciente lo que está en el inconsciente”.
Finalmente, los especialistas apuntaron algo no menos importante: debemos tener siempre presente nuestra capacidad de resiliencia. Como humanos, evolutivamente tenemos la capacidad de superar el impacto de toda situación y adaptarnos a las nuevas condiciones. Si no la tuviéramos, en palabras del doctor Gaig, “tampoco hubiésemos sobrevivido a toda la historia y la evolución de la especie”.

Texto y foto: EFE

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