Guty es parte de ese linaje y es uno de los grandes compositores yucatecos, que con temas como Flor, Rayito de Sol y Caminante del Mayab, popularizó a nivel internacional dicho género.
A principios del siglo XX, a dos cuadras de la plaza principal de la capital yucateca, la familia Cárdenas Pinelo habitó un predio ubicado en la calle 61 por 68, donde vio la luz en el año de 1905, Guty, el que fuera unos años más tarde uno de los más excelsos compositores que le diera fama a la trova yucateca a nivel internacional con sus inspiradas creaciones.
Hoy recordamos a este extraordinario trovador que falleció a temprana edad en la capital del país, y a quien los vecinos del suburbio de Santa Lucía, recuerdan cuando en compañía de sus amigos todas las noches se reunían para cantar en el parque.
Guty, que fue bautizado en la parroquia del Sagrario con el nombre de José Augusto el día 11 de marzo de 1906, fue el primogénito de los señores Augusto Cárdenas Muñoz y María Pinelo Ituarte, que tuvo otros cuatro hijos: Carmen, Raúl, Rosa María, quien falleció a los dos años, y Renán.
Sus padres se separaron, y Guty se fue a vivir a la mansión de su familia materna, en el cruce de la 62 por 55, y fue en la barbería de don Modesto, que se ubicaba frente a su domicilio donde se aficionó a la canción.
En el lugar laboraba don Lucio Cherriz, quien además de barbero era un guitarrista que para completar su presupuesto, se ocupaba de dar clases de este instrumento y entre sus discípulos a un tío de Guty, Fernando Pinelo Ituarte.
El sobrino pronto comenzó a componer sus primeras canciones y a sus 15 años realizando sus primeros escarceos con la inspiración y el amor real hizo su incursión en la composición musical y dedicó sus primeras letras a un amor platónico que se fue del país para nunca volver aquella melodía llamada “Flor” se quedaría para volverse un referente obligado en la obra musical del genial trovador yucateco, que también fue alumno de la Escuela Modelo, donde se distinguió en el béisbol y en el atletismo.
En 1920, egreso de dicho colegio y con la intención de se hiciera cargo de los negocios familiares, fue enviado a estudiar una carrera comercial al colegio Williams en Mixcoac en el Distrito Federal, donde además aprendió a tocar el piano y se integró al conjunto escolar.
Aunque pronto volvería a su natal Mérida para ejercer su carrera, nunca abandonó su verdadera pasión: la música.
Junto con otros jóvenes, Guty acudía al café 60, donde fraternizaba con músicos y artistas de la talla de Ricardo López Méndez y Ezequiel Prim.
En 1926, tras tomarse unas vacaciones por Estados Unidos y Cuba, Guty conocería a Ignacio Fernández Esperón, Tata Nacho, quién se encargaría de lanzarlo a la fama, pronto lo convencería para ir a la capital del país donde en el teatro lírico participó en un concurso interpretando la canción “Nunca” con letra de Ricardo López Méndez y al lado del Trío Garnica Ascencio.
A partir de ese momento comenzaron los contratos y giras por México y Estados Unidos y composiciones como Rayito de Sol, Caminante del Mayab y Ojos Tristes.
El 5 de abril de 1932, Guty Cárdenas fue asesinado en una cantina bar de la Avenida Madero por un pleito que se desató tras ganarle a las vencidas a un español.
Guty dejó un espacio imposible de llenar, ya que junto con Ricardo Palmerín y Pepe Domínguez conforma la trilogía de música romántica más importante del siglo XX.
Texto: Manuel Pool
Foto: Cortesía