La entrada en vigor de gravámenes a las apps ha mermado las ganancias de los conductores, orillando a muchos a dejar esta fuente de empleo
La llegada de las plataformas de transporte o movilidad urbana, como Uber, DiDi e InDriver, por citar algunas, se convirtieron en una opción de trabajo para miles de mexicanos y yucatecos desempleados, pero también fue el inicio de la crisis que actualmente vive el transporte de los taxis convencionales.
Actualmente, se puede decir que el karma los alcanzó, porque a partir de que el año pasado se comenzó a pagar impuestos estatales y federales, muchos choferes han emigrado y otros siguen trabajando, pero ya con menos ganancias, que incluso, nos dice un entrevistado, apenas con ingresos para la comida y los gastos del auto.
¿Pero qué ha pasado con las plataformas? Nada. Ellas siguen ganando lo de siempre, pues los impuestos que deben pagar se los transfirieron a los choferes, quienes para ganar algo más que para la comida tienen que trabajar hasta 14 horas diarias.
O aprovechar los horarios de tarifas dinámicas o viajes largos, que son los dos momentos del día que las ganancias se ven reflejadas en el bolsillo de los conductores, de acuerdo al testimonio de un conductor que no le va mal, ya que tiene a su favor que es dueño del auto en el que trabaja para DiDi.
Entran en vigor los impuestos
Fue precisamente el 1 de junio del año pasado que el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHP), aplicó un nuevo impuesto a las aplicaciones tecnológicas, como son las de transporte y comida, lo que encareció este tipo de servicios: se trata del famoso Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Además, también tienen que pagar el Impuesto Sobre la Renta (ISR), lo que al final redujo la ganancia para los trabajadores del volante de esas famosas aplicaciones.
Un conductor de DiDi, que pidió el anonimato, dijo que, pese a esos costos, sigue ganando para comer y vestir a su familia, así como para pagar los impuestos, ya que sus ingresos, en días buenos son de 1,400 pesos y en días malos de 700 hasta 900 pesos.
“No hay trabajo, y en esto, por lo menos, sale para comer. Son días agotadores, en los que tienes que trabajar hasta 14 horas seguidas. No es fácil, pero sale para la comida de la familia y los gastos del auto, como es el desgaste del motor, aceites y llantas”, dijo nuestro entrevistado.
Indicó que actualmente ya solo quedan tres plataformas para trabajar en Mérida: Uber, DiDi e InDriver, con cargos del 38%, 26% y 9.5%, respectivamente, por cada viaje.
“De esa tarifa es que nos retienen los impuestos”, agregó el conductor, de unos 50 años y con más de cinco como chofer de plataforma.
InDriver, el único pirata
Aunque por mucho tiempo se dijo que Uber no quería registrar a sus choferes ante la Dirección de Transporte del Gobierno del Estado, la verdad es que junto con DiDi, son los únicos que han hecho el trámite.
“Hasta donde se sabe, InDriver es el único pirata en el estado, y casi a punto de desaparecer, ya que no quieren registrar a sus choferes”, dijo nuestro entrevistado.
De hecho, señaló, es a partir de este registro que las aplicaciones pueden retener los impuestos y después pagarlo directamente ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Años difíciles: Billy Fernández
Si las ganancias para los choferes de plataforma se han ido reduciendo en los últimos años o meses, los taxistas han vivido años difíciles tras la llegada de aquellas, todo ello de acuerdo al líder del FUTV, Héctor Alberto Fernández Zapata.
“Hemos vivido situaciones difíciles desde el 2000, la competencia de las cooperativas, después vinieron las plataformas, igual los taxis piratas que siempre han existido. Hoy, los taxis piratas se convirtieron en plataformas, ya que todos los que están pirateando son precisamente los de las plataformas, pero lo más difícil que estamos viviendo es la pandemia”, declaró el secretario General del Frente Único de los Trabajadores del Volante (FUTV).
En un principio el servicio de taxis en Mérida lo manejaba el FUTV, pues todas las concesiones que emitía el gobierno eran para esta organización, y sus dirigentes las rentaban a sus miembros para que puedan dar el servicio, a precios que en ese entonces resultaban rentables, con base en un sistema de sitios y centrales de servicio.
Sin embargo, en el año 2000, durante la administración panista de Patricio Patrón, un grupo del Volante se separó y comenzaron a aparecer las cooperativas de taxis, a un precio mucho más económico que el FUTV. También surgió el taxímetro, un sistema que apenas se conocía, pero que igual resultaba más económico que pedir un taxi de la central o tomar uno de sitio, según relató Julio Hau Kantún, quien en ese entonces trabajó como arrendatario de un taxi de cooperativa, llamado Taxi Seguro.
Cuando se estaba estabilizado la situación para los taxistas comenzaron a verse más “taxis piratas” dando servicio, aunque esto ya funcionaban desde antes, lo hacían de forma tal que no eran tan evidentes, pues si tenías un vehículo y tus vecinos necesitaban que los vayas a recoger, bastaba una llamada para solicitar el transporte.
Finalmente, aparecieron las plataformas de transporte, que básicamente sirvieron para darles a los taxis piratas una razón social, junto con lo que esto conlleva, pues hoy en día, quien trabaja en una de estas aplicaciones, también debe declarar impuestos y pagar un porcentaje de sus ingresos por proporcionar este servicio, según relató dicho conductor.
Texto y fotos: Diego Cervantes