Para algunos es el fin, para otros es el principio de algo nuevo y diferente a la vida terrenal, el ascenso a la gloria. Lo cierto es que todos se enfrentan a ella de manera cotidiana e ineludible.
La muerte es un concepto que tiene diferentes connotaciones de acuerdo a quien se le pregunte. Para las religiones judeo-cristianas e incluso la musulmana, tras la muerte hay una especie de premio al cual es uno merecedor si se actuó de manera correcta y buena durante la vida. Para otras religiones o doctrinas como el hinduismo, la santería, el gnosticismo o el ateísmo, la muerte puede significar un paso para la reencarnación, el rescate de un ángel protector que purga el plano terrenal, un paso a formar parte de las energías que mueven el universo y lo desconocido o, simplemente, es el final del tiempo al que los seres humanos llaman vida.
CRISTIANISMO Y CATOLICISMO
Para el sacerdote católico Jorge Martínez Ruz, responsable de Comunicación de la Arquidiócesis de Yucatán, “la muerte es el paso de la vida hacia la resurrección, a estar ya en la presencia de Dios, y eso es lo que nosotros creemos y esperamos, y también, pues tenemos la imagen y la figura de nuestro señor Jesucristo que también murió, terminó su vida humana y luego regresa, resucita ya para vida eterna, de manera general, eso es lo que nosotros creemos acerca de la muerte”.
Aquí la muerte toma otro matiz dentro del pasaje bíblico cuando el pueblo judío fue guiado por Moisés para liberarse del yugo de Egipto, y precisamente la muerte de los primogénitos la última de las plagas profetizada, y por la cual, este pueblo celebra la Pascua comiendo pan sin levadura, como se hizo durante la noche en la que el ángel de la muerte pasaba por las casas de aquellos que no marcaron su puerta con la sangre de cordero.
Precisamente, en este pasaje del libro del Éxodo la muerte adquiere un sentido de interpretación, ya que de manera figurada la muerte se convierte en una forma de pasar de la esclavitud hacia la libertad, lo que también puede ser entendido como la transición del pecado a la gracia de Dios, pues la muerte espiritual es cuando el pecado llega a la persona y ésta se vuelve esclavo de sus vicios y pecados, según explicó el presbítero.
LA SANTERÍA Y CREENCIAS AFRICANAS
Durante un recorrido por el mercado “Lucas de Gálvez”, el equipo de Peninsular Punto Medio entrevistó a un practicante de la santería cubana, Jorge Canul Ek, quien es fabricante de productos que se utilizan para ese rito.
“Quien acude a la Santa Muerte, comentó Canul Ek, lo hace porque en ella ve a un ángel protector que tiene para salir adelante de dificultades o casos difíciles, y son devotos para pedirle protección, salud, abundancia. También es quien, en dado momento, vendrá para purgar las buenas o malas acciones que hagan las personas, siempre bajo el permiso de Dios, porque incluso en los ritos a ella se reza primero un Padre Nuestro y un Ave María.
De igual manera, comentó que en la santería cubana existen los equivalentes a las imágenes religiosas del cristianismo, como el “Niño de Atocha”, cuyo similar sería Eleguá, quien es el que abre los caminos a la vida, salud, éxito, felicidad, abundancia. También mencionó a otros como Changó, Obatala, Yemaya.
En la tienda de este santero se podía observar un pequeño altar a Papa Candelo, otra figura de las creencias africanas.
ISLAM Y DONACIÓN DE ÓRGANOS
Una de las razones que hacen importante el estudio de la muerte y sus distintas concepciones es por la relación que guarda con decisiones que pueden salvarle la vida a otras personas y que incumben al área médica, específicamente, así lo explicaron los autores de un análisis sobre las creencias islámicas respecto a la muerte y su impacto en la donación de órganos, Isabela Lince-Rivera, Angélica María Pérez, Sebastián Jiménez, Alexa Kunzel, María Alejandra Lastra y Lysha Michelle Laurens.
En su publicación explicaron que existe un panorama dividido entre los que están a favor y los que están en contra de la donación de órganos a raíz de sus creencias en la religión de Mahoma, sin embargo, entre los más intelectuales y estudiosos prevalece la postura de que es una necesidad moral de solidaridad universal que conlleva optar por el bien al prójimo, siempre y cuando no se infrinja un daño al ser prójimo, el cual, en el caso de las donaciones es permitido porque es un beneficio mayor en la defensa del otro, es decir, es un acto de solidaridad mucho más importante.
La muerte para los musulmanes se interpreta como una desintegración entre cuerpo, alma, ego e intelecto en planos paralelos y en sincronía. Además, la doctrina islámica permite creer en la resurrección y en una vida después de la muerte (al igual que la judeo-cristiana), sin embargo, el valor y respeto que se le da al cuerpo aún después de fallecimiento, ya que se le considera como un ente sagrado, pues en éste se integran los planos antes mencionados, todavía evita que algunos devotos no acepten donar alguno de sus órganos para ayudar al prójimo.
EL ATEÍSMO Y EL GNOSTICISMO
De acuerdo con el padre Jorge Martínez, otras concepciones de la muerte que de alguna manera son contrarias a las de la mayoría de las religiones y creencias son la del ateísmo y la del gnosticismo. La primera, al no creer en la existencia de un Dios, tampoco considera la posibilidad de que haya algo más después de la vida, es decir, que sólo queda la nada.
Por otro lado, el gnóstico sí cree que existe un ser superior, pero no en el sistema o de éste, por lo que no acepta las reglas de la iglesia o alguna otra religión, de modo que tampoco puede creer en la premiación o castigo por sus acciones en esta vida, o al menos, no puede definir qué acciones merecen qué premio o qué castigo.
Texto y fotos:
Diego Cervantes