Sudáfrica y sus científicos recibieron con impotencia y disgusto la drástica reacción y el aislamiento internacional del sur de África tras la detección de la variante ómicron, si bien el Gobierno del país debate también si tomar medidas adicionales pese a las aún bajas tasas de contagio.
“Esta última ronda de prohibiciones de viaje es como castigar a Sudáfrica por su avanzada secuenciación genómica y por su capacidad para detectar variantes más rápido. Una ciencia excelente debería ser aplaudida, no castigada”, criticó el sábado en un comunicado el Ministerio de Exteriores sudafricano.
“Apuntamos también que las nuevas variantes fueron detectadas en otros países. Esos países no tienen vínculos recientes con África del sur. Merece la pena hacer notar que la reacción a esos países es marcadamente diferente”, lamentó la cartera. “Draconiana”, “injustificada” y “contraproducente” fueron los calificativos que el viernes utilizó el ministro de Sanidad sudafricano, Joe Phaahla, para describir la drástica reacción internacional con los países australes africanos.
El Gobierno que encabeza Cyril Ramaphosa lamentó, además, la escasa voluntad de diálogo del resto de países y los graves efectos que el miedo y las prohibiciones tendrán en la debilitada economía sudafricana, especialmente en el turismo, justo a las puertas del verano austral.
El disgusto por la reacción internacional lo comparten también los científicos sudafricanos, que ven con impotencia cómo la política de transparencia temprana y la alta capacidad de secuenciación del país -cultivada en otras crisis, como la lucha contra el VIH, que tiene una alta prevalencia en Sudáfrica- resulta en aislamiento en vez de apoyo.
Texto y foto: EFE