Santuario Rendón Peniche; el hospital de los ferrocarrileros

Especialistas destacan la simetría perfecta que tenía el edificio, de una sola planta y que se ubica sobre la calle 43 entre 44 y 46; se construyó en 1919 y fue bautizado con el nombre del artífice de la construcción del ferrocarril

Diseñado por el arquitecto Manuel Amábilis, en colaboración con el ingeniero Gregory Webb, el edificio que actualmente ocupa el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM, y que hasta principios de los años setenta fuera el Sanatorio Rendón Peniche para trabajadores ferrocarrileros, es considerado una joya del estilo neomaya.

El edificio de una sola planta y que se ubica sobre la calle 43, entre 44 y 46, se construyó en 1919 y fue bautizado con el nombre de quien fuera el gran artífice de la construcción del ferrocarril a Progreso, el primero que funcionó en Yucatán: José Rendón Peniche, nacido en Mérida el 2 de febrero de 1829.

Al respecto, el Dr. Marco Aurelio Díaz Güémez dijo que este edificio, que colinda con los patios de maniobras de la ex estación central de ferrocarriles de Mérida, es el resultado de una nueva visión del sindicalismo social, porque los ferrocarrileros llegaron a ser los trabajadores mejor organizados y con mayor sentido social en su tiempo.

En 1904 se planteó la Estación Central, pues todas las líneas eran de una misma empresa y junto con la nueva compañía apareció una clase obrera relacionada con las actividades ferroviarias, por lo que en 1911 se creó la Unión de Obreros Ferrocarrileros que convocó a la primera huelga general en Yucatán.

Tras la incautación de los ferrocarriles por el general Salvador Alvarado que en 1915 los convirtió en propiedad estatal, una necesidad inmediata fue crear un sanatorio por todos los accidentes y enfermedades de los hijos de los obreros.

Especialistas destacan la simetría perfecta que tiene el edificio que cuando funcionaba como hospital, tenía además de la dirección, botica, velatorio, quirófano y dos pabellones con capacidad para 50 camas, y cuya ventilación estaba garantizada con amplios ventanales que al igual que las puertas tienen la forma de arcos falsos, como los de los edificios de Uxmal.

Sus muros de mampostería de piedra caliza se adornan además de los arcos mayas, con grecas, serpientes descendientes a manera de columnas tamborcillos, junquillos y cornisas adornadas con motivos prehispánicos.

Los elementos de herrería también tienen diseño con elementos neomayas.

Algo que vale la pena destacar es el cuidado que se le dado a los jardines centrales del ex Sanatorio, en cuyos alrededores los estudiantes de la máxima casa de estudios del país, o los participantes en las ponencias y conferencias magistrales que hasta antes de la pandemia se ofrecían de manera regular, tomen un momento de descanso.

Texto: Manuel Pool

Fotos: Cortesía

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *