Pili Luna, la hondureña que hace prendas con pieles de pescados

La piel de los pescados, que los hombres de mar desechan y lanzan al océano, donde se pudren y contaminan el ambiente, se está convirtiendo en la materia prima que Pili usa para hacer zapatos y carteras

La piel de los pescados en comunidades pobres en el Caribe de Honduras, que muchos pescadores desechan y lanzan al mar, donde se pudren y contaminan el ambiente, se está convirtiendo en la materia prima que la empresaria hondureña Pili Luna utiliza para hacer prendas como zapatos y carteras.

“Nuestra materia prima sale de todo el subproducto de la pesca artesanal sostenible, ahora estamos operando en Kaukira y Barra Plátano (departamento de Gracias a Dios) y Puerto Cortés (Cortés), dijo Luna a Efe al explicar cómo comenzó a impulsar su nuevo proyecto, en abril de 2021, en plena pandemia de covid-19.

Añadió que los pescadores artesanales con los que está trabajando antes desechaban la piel de los filetes de pescado para la exportación y generalmente la botaban, mientras que otros la utilizaban como “carnada” para capturar langosta.

La idea de sacarle provecho a la piel de los pescados, de varias especies, le nació a Pili durante una visita a Kaukira, adonde llegó como invitada, pero a promover otro proyecto artesanal que no tiene nada que ver con la pesca.

La pequeña empresaria dice que el proyecto con pieles de pescado, con las que además hace cojines, fajas, bolsos y trabajos de tapicería, entre otros, nació “de una curiosidad y un deseo con la intención de transformar un material que beneficie a una comunidad entera, sin contaminar el ambiente”.

Su oferta en el mercado local Pili la está extendiendo a diseñadores, artistas, arquitectos y otros sectores que utilicen pieles para sus trabajos.

Para que el mundo conozca de lo que está haciendo en Honduras con un recurso del mar, Pili indicó que este domingo viajará a Nueva York para participar en la Exposición Lineapelle, que se celebrará los días 26 y 27 en el Pabellón Metropolitano de esa urbe estadounidense.

“Esa es la feria más importante del cuero a nivel del mundo, a la que únicamente estamos llevando la materia prima, porque entre más piel vendamos más se benefician las comunidades costeras de pescadores”, enfatizó Pili, natural de Tegucigalpa, de descendencia española.

Pili ha hecho una alianza con una red de pescadores en el Caribe hondureño, con fondos nórdicos, y su proyecto también lo llevará a Costa Rica, donde el 15 de febrero montará la primera planta de curtido de pieles de pescado, con pescadores de ese país para que comiencen a agenciarse otro ingreso económico.

Además, en el futuro cercano prevé llevar su proyecto de pieles a España.

La empresaria señaló que hacer uso de la piel de pescado representa un doble ingreso para los pescadores, porque ya no están solo vendiendo la carne.

Con dos productos en uno, se está “cambiando la vida de mucha gente” de las regiones costeras, recalcó Pili, quien es madre de tres hijos y cursó estudios en Boston (EE.UU.).

A simple vista, la piel de pescado pareciera que es frágil y que se puede romper con facilidad, pero resulta que es todo lo contrario, es más resistente que el cuero vacuno, un producto que además tiene mayor peso, indicó la empresaria mientras mostraba en su pequeño taller en el centro histórico de la capital hondureña diversas piezas, en su mayoría de la especie “róbalo”.

Las piezas de pescado que curte la emprendedora del país centroamericano pueden ser del color natural o el que prefiera el cliente.

Pili dijo que a nivel mundial 3.1 millones de toneladas de piel de pescado son arrojadas al mar cada año y que eso ocasiona la acidificación en el océano y contaminación ambiental.

Además, enfatizó que la piel de pescado “es noble, un material flexible, nueve veces más resistente que el cuero vacuno, pesa menos y estamos produciendo algo sostenible, no solo con el ambiente y lo material, sino también con la parte social”.

Texto y foto: EFE