Alianza busca el compromiso de más países en este proyecto
La Alianza Latinoamericana para la Pesca Sustentable y la Seguridad Alimentaria (Alpescas) busca reciclar mil 500 toneladas anuales de redes, boyas, cabos, que terminan en el océano, a fin de convertirlas en artículos de oficina, vehículos y juguetes.
En entrevista, tras encabezar la inauguración de la Cuarta Reunión Extraordinaria de Alpescas, su presidente, Ociel Velázquez Hernández, indicó que cada vez más países se suman a este proyecto.
“Empezamos con tres, El Salvador, Chile y México y ahora somos 12 y en Europa también están interesados”, comentó.
Dijo que “los vertederos ya no reciben los desperdicios, y terminan en el mar, por lo que es responsabilidad de todos, que los océanos estén limpios. El sector pesquero tiene que hacerse cargo de los pasivos ambientales, darle una segunda vida, nos preocupa la huella de carbono, son amenazas que vienen”, indicó.
Detalló que entre la basura marina, figuran redes, accesorios, boyas y cabos, pero que ahora tiene una segunda vida.
“Las redes de pesca se convierten en alfombras de vehículos, incluso en artículos de oficina, están hechas de un polímero que tarda 500 años en descomponerse, es una tremenda solución a la sustentabilidad”, destacó.
Advirtió que, de no emprenderse estos esfuerzos, seguirán las afectaciones constantes, ya que aparecen tortugas y delfines atrapados en redes a media agua.
Velázquez Hernández señaló que actualmente participan en estas acciones 12 países.
Mencionó que las fábricas que se dedican al reciclaje tienen un trabajo complejo, desde lavar los materiales para sacarles las sales. “Aunque reconozco que soy pesquero, no conozco por completo el proceso, pero estamos dando una segunda vida a esto”, añadió.
Destacó la importancia de cambiar el arte de pesca, con redes más livianas y sustentables. “Si no le damos una solución a los microplásticos, se los comerán los peces y luego nosotros”.
Acuicultura, la única vía
Por su parte, el oficial principal de Pesca y Acuicultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para América Latina, Alejandro Flores Nava, explicó que la acuicultura es la única vía para cerrar la brecha de la oferta y demanda de proteína de pescado en los próximos 10 años.
La acuicultura, según la FAO, es una actividad dirigida a producir y engordar organismos acuáticos en su medio, y va ligada a la intervención humana para incrementar la producción a través de la concentración de poblaciones, su alimentación y la protección frente a los depredadores.
Esta práctica convierte las presas, lagos, lagunas en zonas de explotación de recursos naturales marinos. Las especies que incluye se dividen en cuatro categorías: algas, moluscos, crustáceos y peces. Contribuye al crecimiento y estabilidad del sistema alimentario, conservación de especies acuáticas, incremento de niveles de nutrición, disminución de impactos ambientales, manufactura de materias primas de uso industrial y farmacéutico, fomento del autoempleo y erradicación de la pobreza.
Las técnicas acuícolas permiten producir diversos alimentos de alta demanda como: camarón de cultivo, bagre, tilapia, trucha, entre muchos otros.
Estas técnicas se practican bajo dos sistemas: el extensivo, que se realiza en estanques de cinco o más hectáreas, y los semiintensivos e intensivos, aquellos que tienen lugar en estanques pequeños, de alrededor de una hectárea.
A nivel mundial se considera al sector acuícola un gran generador de empleos para pescadores, y una de las más sanas fuentes alimenticias.
Es importante destacar además que, dentro de este ámbito, la pesca impulsa el desarrollo de comunidades pobres alrededor del mundo.
Flores Nava explicó que si el consumo sigue subiendo debe realizarse de manera ordenada. “Hay que hacerlo de forma sostenible, enfoque multisectorial, son sectores, el uso de los espacios productivos”, anotó.
Indicó que la pandemia tuvo un fuerte impacto al sector debido a que los tres ó cuatro primeros meses se cayó la demanda en 80% y pararon las exportaciones, aunque la reactivación ha sido rápida, algunos subsectores se vieron muy impactados.
Por otro lado, Velázquez Hernández consideró que durante la pandemia fue un error, por desconocimiento, impedir la movilidad del sector pesca y acuicultura, porque “no era esencial”, pero genera alimento. Afortunadamente se reactivó tres meses después, aunque la contracción económica fue muy fuerte.
Dijo que se desplomó la demanda por la falta de movilidad de la producción al mercado, “la propia conciencia de los consumidores que relajaron las medidas sanitarias”.
Sin embargo, reconoció que el descanso obligado a la pesca permitió que algunas especies se reprodujeran, principalmente las de ciclo muy corto, como el camarón y la sardina.
Señaló que es importante que cada vez se transite a la pesca sustentable, que la industria pesquera adopte las mejores prácticas de pesca.
“Un problema es el que conocemos en el argot como la “pesca fantasma”, una cantidad brutal de redes y trampas y artes de pesca que se pierden en el mar, que son abandonadas y esta basura termina siguiendo pescando, y hay un programa que busca recuperar estas redes abandonadas y reciclarlas”, mencionó.
En el evento también estuvieron el titular de la Secretaría de Pesca y Acuacultura Sustentables de Yucatán (Sepasy), Rafael Combaluzier Medina y el secretario de Pesca de Tamaulipas, Antonio Garza de Ita, entre otros.
Texto y fotos: Darwin Ail