Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
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Después de un fin de semana con muchas emociones en el deporte y así como se resaltan los grandes triunfos que siguen sumando a la trayectoria de algunos equipos y deportistas, también es necesario apuntar aquellos logros, que, aunque no se traduzcan en torneos conquistados, sí representan un avance en las carreras de atletas que representan a México en diversas latitudes.
Fernanda Contreras Gómez nació en San Luis Potosí en 1997, para ella el deporte es parte esencial de su familia, aunque su talento para el tenis lo trae en la genética. Sin embargo, el deporte por el cual se decantó no es de los que acaparan todos los escenarios en nuestro país, ni los más de mayor acceso para practicar, pero son este tipo de retos los que, con el tiempo, nos dejan grandes satisfacciones.
Lejos del glamour que rodea al tenis, hay que recordar que los torneos de Grand Slam que podemos ver en televisión, en realidad están precedidos por rondas clasificatorias donde tenistas con menor posición en el ranking deben de competir para lograr acceder a las primeras rondas de los cuatro torneos más importantes de este deporte, lo que además conlleva un desgaste físico para quienes empiezan desde antes del arranque oficial.
Así fue como Fernanda consiguió su pase para competir en esta edición del Roland Garros, el primero de su carrera como tenista profesional. Después de vencer en la primera ronda a la tenista húngara Pana Udvardy, no logró superar a la rusa número 20 del ranking, Daria Kasaktina, terminando así su participación en el polvo de arcilla de París.
A pesar del resultado, hubo grandes triunfos en el actuar de esta joven tenista mexicana, quien logró un importante avance en el ranking para pasar del 224 al 155 mundial. Pero más allá de la experiencia de poder vivir su primer torneo de esta índole, Fernanda también hare un balance de lo que implica el desgaste corporal, pero sobretodo, emocional del tenis. Reconociendo la importancia de fortalecer la mente, apoyada incluso de diarios que lee en la cancha antes de sus partidos.
Con 24 años, seguramente vendrán nuevas revanchas y oportunidades para esta ingeniera mecánica que, aunque ya sabe lo que es ganar una medalla para su país en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en el 2018, también tiene claro que el verdadero proceso es disfrutar lo que estamos haciendo.