Un estudio con miles de alumnos de colegios de Barcelona relaciona la contaminación acústica del tráfico con una menor capacidad de atención y memoria de trabajo
Durante dos cursos, un grupo de investigadores estuvo midiendo la contaminación acústica provocada por el tráfico frente a varias decenas de escuelas barcelonesas, en sus patios y dentro de las aulas. Los resultados del trabajo, recién publicados en PloS Medicine, muestran que cuantos más decibelios, peor rendimiento cognitivo de los escolares. El trabajo, que debería ser repetido en otras ciudades y a lo largo del tiempo para ver los efectos a largo plazo, desvela que los picos de ruido interfieren más que los niveles medios sostenidos.
La investigación, liderada por científicos del ISGlobal, registró con sonómetros el nivel de ruido, medido en decibelios (dB), en 38 escuelas de Barcelona. Medían la contaminación acústica de forma continua dos días lectivos a la semana durante 12 meses de dos cursos consecutivos. En paralelo, realizaron una serie de test cognitivos en cuatro momentos distintos del periodo estudiado a 2,680 escolares de entre siete y diez años. Las pruebas buscaban medir el rendimiento de dos aspectos cognitivos claves: por un lado, la atención, por el otro, la memoria de trabajo. La investigadora María Foraster, principal autora del trabajo, explicó ambos. “La primera se refiere al tiempo que tardan los niños en reaccionar a un estímulo”, dijo. En cuanto a la segunda, que asemeja a la memoria RAM de los ordenadores, la ejemplifica: “Cuando vamos a cruzar una calle recibimos mucha información que tenemos que procesar, los coches que vienen, esa bicicleta, el semáforo, los demás peatones… Una vez que hemos cruzado, la borramos”.
Pues tanto la capacidad de atención como la memoria de trabajo se ven afectadas por el ruido de los coches. Transcurrido el año de estudio, la progresión ambas habilidades cognitivas fue más lenta en alumnos y alumnas que asistían a escuelas con mayor contaminación acústica provocada por el tráfico. Por ejemplo, un incremento de 5 dB en los niveles de ruido exterior por encima de la media se tradujo en un desarrollo de la memoria de trabajo un 11.4% más lento que la media. Así mismo, una exposición a 5 dB adicionales de ruido del tráfico exterior se tradujo en un desarrollo de la capacidad de atención un 4.8% más lento que la media. La interferencia es mayor en la llamada memoria de trabajo compleja, en la que hay que manejar más información. En las pruebas para medirla, observaron un 23.5% inferior a la media con ese incremento de 5 dB.
“Se trata del primer estudio que evalúa el impacto del ruido en la cognición de los niños, medido tanto en el aula como fuera de la escuela”, destacó Foraster. Las medias de las mediciones fueron de 63.6 dB en la calle del colegio, 53.5 dB en el patio y 38.6 en las clases.
Las últimas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de 2018, cifraban “los niveles de ruido del tráfico en no más de 53 dB de media durante el día”, recordó la investigadora. Pero, estando por debajo del límite dentro de las aulas, el impacto se cuela en ellas. El trabajo comparó los niveles de contaminación acústica en las escuelas con la registrada en los hogares. Aquí no vieron relación alguna entre el ruido en el lugar de residencia y el desarrollo cognitivo. “Esto podría deberse a que la exposición al ruido en la escuela es más perjudicial porque afecta a ventanas vulnerables de concentración y a procesos de aprendizaje”, apuntó Foraster.
Texto y fotos: Agencias