Editorial de Peninsular Punto Medio

Tal parece que los líderes del PAN, PRI y PRD no aprenden de sus errores: ayer anunciaron que mantendrán la coalición Va por México para las elecciones del año que viene en el Estado de México y Coahuila, pese a que la gente votó en contra de ellos el domingo pasado en otros cuatro de seis estados que fueron a las urnas.

Ya apuntamos en este espacio que esa coalición no cala entre la gente porque se interpreta más como una forma de recuperar privilegios, que realmente luchar por la defensa del pueblo ante el enorme poder que ha acumulado el presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena.

Sumado a ello también anunciaron que van a ir juntos para frenar cualquier propuesta de cambiar la Constitución por parte del Ejecutivo federal. Así de plano, sin saber siquiera si lo que van a proponer desde la administración federal servirá o no a los mexicanos.

Más bien esa actitud se debe interpretar como un berrinche, producto de la derrota electoral que sufrieron en las urnas. Y es que dicen desde la oposición, ya dieron muestra que pueden frenar las iniciativas presidenciales con un frente común desde la Cámara de Diputados, aunque el costo en las urnas sean las mismas que sufrieron el pasado domingo en Quintana Roo, Oaxaca, Tamaulipas e Hidalgo, estos últimos bastiones del PAN y el PRI, respectivamente.

Muy valientes se vieron ayer en una rueda de prensa a Marko Cortés (PAN), Alejandro Moreno Cárdenas (PRI) y Jesús Zambrano Grijalva (PRD) en el anuncio de que coalición Va por México sigue para las elecciones del 2023 y las federales del 2024. Sin embargo, como se ven las cosas, es muy difícil que puedan hacer algo contra Morena, pues hasta reconocidos militantes de la oposición reconocen que no tienen mucho que pelear en esa cita con las urnas.