Piden orar por los sacerdotes para que puedan cumplir con su misión

El obispo auxiliar de Yucatán, Pedro Mena Díaz, afirma que se debe solicitar que sus espíritus sean más fuertes, enfocarse en su labor y no distraerse

El obispo auxiliar de Yucatán, monseñor Pedro Mena Díaz, pidió a los fieles orar por los sacerdotes, ya que el pasado día 9 fue la fiesta de “Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote”, y se debe pedir que sus espíritus sean más fuertes para enfocarse en su labor y no distraerse.

También explicó que la fe y la adoración a la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es una realidad exclusiva del cristianismo. El misterio trinitario es una verdad que la inteligencia humana sería incapaz de descubrir, pero que nosotros conocemos por la revelación que Dios ha hecho de sí mismo.

Indicó que esa revelación venía desde los escritos del Antiguo Testamento, aunque los escribas en Israel jamás llegaron a entender con total claridad esas profecías que hablaban de Dios como de un Padre, del Mesías como su Hijo amado y del Espíritu como una persona igual y distinta a las otras dos. “La fe de Israel era y sigue siendo en un sólo Dios único, así como nuestra fe de cristianos es también en un sólo Dios, en la unidad de tres personas iguales pero distintas”.

Dijo que la inteligencia humana sólo había podido llegar a la afirmación de que tiene que haber un Dios, causa primera de todas las causas de la naturaleza y del universo. “Las filosofías materialistas, al negar la existencia de un Dios creador, lo que hacen indirectamente es atribuir la calidad divina a la misma materia, a la cual consideran eterna, afirmando que la evolución de la materia es en forma casual, y que por mera casualidad el ser humano ha llegado a constituirse en un ser pensante”.

Indicó que esta filosofía puede conectarse muy bien con la teología que explica la realidad de los seres humanos desde el pasaje del libro del Génesis, en el que el Creador, luego de haber formado los cielos y la tierra, dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Génesis 1. 26). “Dios es en esencia unidad y amor eterno, perfecto, por lo que al crear al ser humano a su imagen y semejanza, lo hace capaz aunque necesitado del amor y la unidad”, indicó.

La primera lectura de ayer está tomada del Libro de los Proverbios, en el que la sabiduría de Dios habla de sí misma, de cómo Dios la estableció desde toda la eternidad antes que toda cosa, que estaba junto a Él mientras creaba cuanto existe, que se “recreaba en su presencia” y sus delicias eran “estar con los hijos de los hombres” (Proverbios 8, 30-31).

Señaló que en la segunda lectura, tomada de la carta que escribió san Pablo a los romanos, el Apóstol describe bellamente el papel mediador de Cristo para conducirnos a Dios, y el papel del Espíritu Santo para infundir en nuestros corazones su amor. De modo que por la redención en Cristo y la obra del Espíritu, “podemos gloriarnos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios” (Rm 5, 8).

Texto y foto: Darwin Ail