La violencia contra las personas adultas mayores fue una de las últimas en ser reconocidas, y solo en México 1.7 millones viven solas, según el Inegi; la gente que va al comedor no cuenta con una pensión del IMSS y está olvidada por su familia
De lunes a viernes, a un comedor de la parroquia San Francisco de Asís, ubicado en la colonia Delio Moreno Cantón, acuden 26 personas, entre adultas mayores y de otras edades, pero discapacitadas y abandonadas por sus familiares.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en el país residen 15.4 millones de personas de 60 años o más, de las cuales 1.7 millones viven solas. Sólo 41.4% son económicamente activos y 69.4% presentan algún tipo de discapacidad.
Las personas que acuden al comedor prácticamente son indigentes, la mayoría tienen hijos, pero que no ven por sus padres. Ellos realizaron trabajos informales, por lo que no cuentan con una pensión por parte del Instituto Mexicano del Seguro Social y únicamente la que da el Gobierno Federal.
La violencia contra las personas adultas mayores fue una de las últimas en ser reconocida y actualmente se ha convertido en un serio problema social y de salud pública. En México se estima una prevalencia entre 8.1 y 18.6 por ciento.
La población a nivel mundial está envejeciendo, se estima que para el año 2030 existan 1,400 millones de personas mayores de 60 años en todo el mundo (ONU, 2021).
Según datos del informe “Perspectivas de la población mundial 2019”, en 2050, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años (16%), más que la proporción actual de una de cada 11 en 2019 (9%). Para 2050, una de cada cuatro personas que viven en Europa y América del Norte podría tener 65 años o más.
Uno de estos desafíos es el abuso y maltrato hacia las personas mayores. Este fenómeno se considera un problema de derechos humanos y salud pública que pone en riesgo la integridad de las personas envejecidas, obstaculizando el ejercicio pleno de sus derechos; por ello, la importancia de tomar conciencia del abuso y maltrato en la vejez. A nivel social, es imprescindible tomar conciencia sobre esta problemática y visibilizarla, para generar estrategias que permitan prevenir, atender y erradicar este problema.
En México se cuenta con estudios que sugieren que entre el 8.1% y el 18.6% de las personas mayores de 60 años sufren algún tipo de maltrato, cifras que aumentan al 32% en el caso de personas mayores con dependencia funcional (Giraldo, 2019); además, la prevalencia aumenta conforme la población envejece, presentándose con mayor frecuencia en las mujeres. Las causas del maltrato son múltiples, no obstante, la condición de vulnerabilidad en la que viven algunas personas mayores se ubica como un factor que las predispone a sufrir algún tipo de violencia.
El maltrato se define como cualquier acto u omisión que produzca daño, intencionado o no, practicado sobre las personas de cualquier edad, que ocurra en el medio familia, comunitario o institucional, que vulnere o ponga en peligro su integridad física o psíquica, su autonomía o el resto de los derechos fundamentales de una persona, constatable objetivamente o percibido subjetivamente.
Los tipos de maltrato son:
Maltrato físico: Actos llevados a cabo con la intención de causar dolor físico o lesiones, como son golpes, empujones, cortes, quemaduras, entre otras.
Maltrato psicológico: Actos que tienen como objetivo causar dolor emocional, algunos ejemplos son las agresiones verbales, intimidación, amenazas, humillación, ridiculización, abandono y sobreprotección, este último puede generar sentimientos de inutilidad o demérito en la persona. Estos actos generan daños en la salud psíquica y emocional, afectando su autoestima. El dolor emocional está presente en todos los tipos de maltrato.
Abuso sexual: Realización de actos sexuales no consensuados con una persona mayor, mediante el uso de la fuerza, manipulación, amenazas e intimidación.
Abuso económico, patrimonial o explotación financiera: Se refiere a la apropiación indebida de los recursos económicos o bienes de una persona mayor, por medio de amenazas, manipulación, engaños o uso de la fuerza.
Negligencia: Descuido u omisiones en la satisfacción de necesidades básicas de la persona mayor. Este maltrato se puede presentar a nivel familiar o institucional (en estancias de cuidados); se puede ejercer de forma deliberada o a consecuencia de un desconocimiento o falta de capacitación por parte de la persona cuidadora.
Accidente de trabajo
El discapacitado Yoni Candelario Soberanis Contreras, de 51 años de edad, señaló que hace 8 años sufrió una discapacidad, en un accidente de trabajo, como albañil por lo que ahora anda en una silla sobre ruedas.
“Me lesioné la columna vertebral y no puedo mover las piernas. Me acuerdo que me excedí en el peso para cargar, ya era tarde quería terminar temprano, no te das cuenta que fue un error”, recordó.
Al parecer sí contaba con la prestación del Instituto Mexicano del Seguro Social y también con Afore, pero no pudo lograr su pensión por discapacidad. Tiene 2 hijos, de 20 y 18 años, un varón y una mujer, respectivamente.
“Tengo varios años viniendo al comedor, por ahora vendo miel que me da un amigo de Cenotillo, pero hay días que sólo vendo 2 frascos, ya tengo clientes, lo que pasa es que también es algo que se puede comprar diario”, indicó.
De su ex esposa no quiso hablar. Soberanis Contreras vive con su hermana, en la colonia Delio Moreno, la casa fue de sus papás.
Comentó que hace tiempo comenzó el proceso para un préstamo en Banorte de 2 mil pesos, de su Afore, pero que no concretó y lo dejó así, “es puro dar vueltas y no tengo con quien ir”.
-¿Es tu dinero no te están regalando nada?
-No tengo ni siquiera un sobrino que me acompañe, con mis hijos apenas tengo comunicación y prefiero que cuando los veo platiquemos de ellos, ya tengo una nieta, es hija de mi hija, es mi adoración.
Se fue de mojado
Rememoró que de los 12 a 22 años vivió en Los Ángeles, California, pero regresó debido a que se metió con una pandilla y eso le trajo muchos problemas, “mis papás optaron que lo mejor es que regresara a Yucatán, creo que fue la mejor decisión”.
Así como él que su ex esposa e hijos no ven por él, algunos de los abuelos fueron sacados de sus casas por sus hijos, quienes los convencieron o con engaños consiguieron que les dieran su propiedad. Hay casos que incluso hasta les quitan su pensión, que en ocasiones es poca, ya que sus hijos son drogadictos y alcohólicos.
En el comedor les ofrecen el almuerzo de lunes a viernes y esto es gracias al apoyo de varias personas, quienes donan los alimentos. Hace un tiempo también dieron de comer a una persona que padecía sida.
Este acto altruista se inició hace 20 años y actualmente también apoyan a las personas de la Tercera Edad en Santa Cecilia y San Francisco Javier.
Texto: Darwin Ail
Fotos: Cortesía