¡Hay que denunciarlos!

Jhonny Eyder Euán
jhonny_ee@hotmail.com

En una casa de mi calle suceden cosas raras. Mi mujer dice que no es para tanto, que siempre hago dramas a lo gratis. Pero, en verdad pasan cosas sospechosas. Cuando me mudé—hace ya un año—estaban construyendo un garaje en esa vivienda sin residentes, nombrada así porque nunca se ha visto a los dueños.

Todo normal con esa casa hasta que un vecino desempleado encolerizó. ¿La razón? En las noches perdía el tiempo jugando Gears of War con sus amigos. El tipo no dormía hasta muy tarde, por eso durante las mañanas se enterraba en su cama. Sus días eran envidiables hasta que los albañiles comenzaron a robarle el sueño con los ruidos propios de una obra en construcción.

Aguantó una semana sin quejarse hasta que denunció la obra como un acto ilegal que perturbaba la paz de la calle. El fin de ese caso fueron ruidos como de balazos contra la casa del gamer. Yo lo escuché todo, aunque no salí por miedo a morir baleado.

Los vecinos son narcos. Cuando terminaron su garaje pusieron una reja negra que oculta por completo el interior de la vivienda. Un día pasé por ahí y solo escuché rugidos.—¡Tienen un tigre!—le dije con pavor a mi mujer. Pero ella continuó viendo tiktoks.

Le conté a los demás vecinos. A Diego, el que vende aguachiles los domingos, le parecí un exagerado que confunde ladridos con rugidos. A doña Silvia, la que tiene como diez perros y catorce gatos, solo le puse los nervios de punta.

El chisme del tigre lo esparcí por toda la cuadra, pero nadie me creyó y el asunto quedó en un simple rumor. También se perdió el caso de los balazos, se dijo que fue un pleito familiar; que la esposa del gamer dejó la casa y el desempleado optó por destruir sus bienes y atentar contra su vida. Ajá.

La rarezas no se acabaron con esos sucesos. Tiempo después, la casa con la reja negra comenzó a cobrar vida durante las noches. Hay música de varios géneros por largas horas, y siempre se estacionan autos de lujo. Si uno presta atención, hay murmullos hasta la madrugada.

Fue así como empezamos a despertar con ruidos que para mí son balazos y gritos de peleas entre hombres foráneos. Ya me dijo mi mujer que exagero, que no hay tigres, leones ni narcos viviendo cerca de nosotros.

Lo mismo dicen los vecinos, pero, entonces, ¿por qué llevamos meses sin conocer a los dueños de esa casa?, ¿por qué nadie va a saludar o investigar?, ¿por qué no voy yo?, ¿por qué no llamo a la policía? Seguramente ocultan droga o animales robados en esa casa, ¡Hay que denunciarlos!