En su cruzada por reducir la violencia, la Iglesia realiza cada tercer domingo de mes una oración particular por la paz, por lo que ayer, en la homilía en la Catedral de San Ildefonso, el arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, afirmó que se oró por los adolescentes y jóvenes que son reclutados por el crimen organizado, tantas veces de manera violenta.
“¿Cuál es la razón de fondo para raptar así a nuestros muchachos? Finalmente, no hay otra causa que la búsqueda del enriquecimiento de estos grupos”, dijo.
“La gran idolatría de todos los tiempos es la idolatría del dinero. El papa Francisco, inspirado en el Evangelio, nos ha dicho en varias ocasiones que el dinero es para servir, no para ser servido. Este es el tema de hoy (ayer) domingo, tanto en el santo Evangelio según san Lucas, como en el libro del profeta Amós”, indicó.
Explicó que cuando la fe llega a tocar nuestros bolsillos y logra afectar la manera de hacer nuestros negocios, entonces es una fe auténtica. Lo contrario es creer en el dicho americano que dice: “Los negocios son los negocios”, queriendo afirmar que al momento de negociar no deben intervenir ni los sentimientos, ni los principios éticos o morales derivados de la fe.
Señaló que cuando el pueblo de Israel era infiel a Dios, cayendo en la idolatría hacia los dioses de otros pueblos, lo que adoraban era las esculturas de toros fabricados con oro. Esto nada tiene que ver con las imágenes cristianas, que han existido desde el principio en la Iglesia, mismas que no representan a otros dioses, sino a Cristo, a María, a los apóstoles o alguno de los mártires y santos que han existido a lo largo de la historia.
Recordó cómo una de las tres tentaciones que el diablo presenta a Jesús al final de sus 40 días en el desierto, es la de darle las riquezas del mundo si se postra para adorarlo a él. Así es que cualquiera de nosotros puede caer, aún sin darnos cuenta, en la idolatría del dinero. Pensemos entonces, ¿nos servimos del dinero o servimos al dinero? ¿Adoramos a Dios o adoramos al diablo al servir al dinero?
Dijo que el profeta Amós, refiriéndose a las personas a quienes les urge que pase el día de descanso religioso para continuar con sus negocios chuecos: “Disminuyen las medidas, aumentan los precios, alteran las balanzas, obligan a los pobres a venderse” (Am 8, 5).
Explicó que la extrema pobreza que hoy se vive en África, en Cuba, en Haití, en Venezuela y en Centroamérica, es la causa de que estos pobres hermanos nuestros se vendan a los así llamados “coyotes”, arriesgando su vida en la aventura del Sueño Americano. “El enriquecimiento ilícito de algunas naciones es causa de la pobreza ingente que existe en otras. Así es que algunas naciones se enriquecen a costa de otras y luego cierran sus fronteras para que no vengan los pobres a incomodarlos”.
Dijo que algunos empresarios norteamericanos que poseen negocios en la zona amazónica, o tienen interés de invertir por aquellos lugares, se han atemorizado por lo que el papa Francisco ha dicho en su Encíclica Laudato sobre el cuidado de la creación. “Algunos de ellos están queriendo dividir a la Iglesia poniéndola contra el sucesor de San Pedro, para ver si así logran asegurar su éxito económico en la explotación de aquella región”, expresó.
Texto y foto: Darwin Ail