Más de 100 años, desde la aparición de Ramón recorriendo las calles de Mérida con su carreta que anunciaba El Cordobés, Rey de Café, hasta las botanas y dulces Pico Rey, que no pueden faltar en las fiestas hoy en día, son la columna del éxito de Los Cardín
La familia Cardín se ha caracterizado a lo largo de cuatro generaciones por mirar con optimismo el futuro y saber cuándo hay que tomar decisiones claves para crecer en el mundo empresarial.
Esto queda patente, ya que, a más de cien años de que Ramón Cardín González recorriera las calles de Mérida a caballo, arrastrando una carreta donde se leía: “El Cordobés, Rey del Café de Ramón Cardín”, en la actualidad son varios los giros que abarcan las empresas de la familia, entre los que sin duda de gratos recuerdos están los famosos churritos y los polvitos azucarados o con chile Pico Rey, que no faltaban en las tienditas y las piñatas de las fiestas infantiles, que a la fecha siguen muy vigentes y han llegado hasta a los anaqueles de cadenas de autoservicios.
Estos dulces aparecieron en 1970, pero fue en 1912 que con la venta del café que se tostaba en el predio marcado con el número 466 de la calle 50, inició la historia del actual grupo industrial Cardín.
Por cierto que, en algunas páginas de Facebook dedicadas a analizar sucesos del pasado en Yucatán, se puede apreciar una imagen de los años cincuenta en los que se observa el letrero de la Granja de El Cordobés, el Rey del Café, y donde se explica que era una tienda de víveres ubicada en el edificio del Ateneo Peninsular.
En la página institucional del grupo, se explica que en 1954 Julio Cardín Ancona, hijo de Ramón, impulsó el negocio familiar adquiriendo moderna maquinaria para industrializar los procesos de producción en los que participaban 16 empleados.
En 1970, los hermanos Miguel y Jorge Cardín Rodríguez, integrantes de la tercera generación, iniciaron un proceso de diversificación, e incursionando en el mercados de dulces y botanas con la marca que ha resultado emblemática: Picorey.
Los productos de aquella época eran todavía el famoso café y dos productos que se volvieron genéricos: Picorey dulce y Picorey salado. También se empezaron a elaborar los famosos churritos y los charritos.
En la misma década de los setentas, dada la gran demanda de los productos Picorey, se inaugura la planta de Cholul al norte de la ciudad de Mérida, específicamente en 1976. A la fecha el portafolio de productos incluye un amplio abanico de botanas como el famoso chicharrón de cerdo, que cuenta con una planta especial para el proceso de la piel, ubicada en Nuevo León.
En una entrevista concedida a un medio local, Miguel Cardín decía que la clave del éxito de esta empresa, que actualmente tiene una fábrica de papas fritas en Carolina del Norte, en Estados Unidos, ha sido la educación financiera y la unidad familiar.
“Para dejar huella no hay que ser egoísta, hay que enseñar el camino y no olvidar siempre el respeto a los colaboradores”, y estas son enseñanzas que ponen en práctica los hijos y sobrinos de José, quienes integran la cuarta generación de los Cardín.
Hablamos de Julián Cardin Bolio, director corporativo del grupo y de Jorge Cardín Martínez, el gerente general de Semillas y Productos de México (Sepromsa), dedicada a fomentar el cultivo y procesamiento de pepita de la calabaza “xtop”, que casi en su totalidad se va al mercado extranjero bajo la marca Diamante, de la empresa Industrial Empacadora, fundada por los hermanos Rodríguez Perera y adquirida por el Grupo.
Sin duda que las cuatro generaciones de la familia Cardín han aportado mucho al desarrollo económico de la entidad, pues en la actualidad en sus nueve empresas dan trabajo a más de 600 colaboradores.
Texto: Manuel Pool
Fotos: Cortesía