Salvador Castell-González
Hace un año se entregó a los municipios de nuestro estado el plan de manejo de residuos. En ese mismo entonces se publicó la ley de cambio climático y la esperanza de todos se encontraba centrada en el agua, ese líquido vital que según las leyendas urbanas nos sobra hasta para regalar.
También esperamos por mucho tiempo la actualización de la NOM 001 Semarnat que establece los límites máximos para las descargas de aguas residuales. En palabras mundanas, la NOM 001 le dice a las empresas que tan limpia deben regresar el agua que tomaron limpia de nuestro acuífero.
Pero hay una cruel y triste realidad en nuestro estado, la contaminación es principalmente en las ciudades donde prácticamente no hay ningún mecanismo de control ni saneamiento. En segundo lugar y aún más peligroso los agroquímicos, todos ellos incluidos pesticidas, herbicidas y fertilizantes que son persistentes y que no se están monitoreando.
Las causas las mismas de siempre, una ley de aguas estatales que sigue brillando su ausencia igual que el interés político de impulsarlo. Los datos, aunque no definitivos porque es cierto falta muchísimo monitoreo y diagnóstico para poder dar datos más certeros, incluso no conocemos todavía la cantidad real de agua en nuestro sistema ni su calidad, pero si sabemos que hay muchos contaminantes y que prácticamente en cualquier lugar que tomemos una muestra de las primeras capas del manto encontraremos algún agente exógeno o contaminante.
Pero todo parece indicar que hay un poco de esperanza. Hace unos meses la suprema corte declaró inconstitucional a la ley de aguas nacionales por no reconocer el derecho humano al agua, un derecho emanado de nuestra constitución desde el año 2012. Hay un interés sensible de accionar por nuestro derecho y que sea reconocido en este periodo legislativo.
Aunque la constitución reconoce el derecho, los reglamentos emanan de las leyes y es necesario este reconocimiento para poder establecer políticas públicas y reglamentarias alineadas al derecho humano al agua, nuestra agua.
Existen también algunas propuestas legislativas que son interesantes, pero yo creo que hoy es más importante reconocer el derecho humano al agua en la ley de aguas nacionales e impulsar políticas sustentables para su mantenimiento como el uso de químicos biodegradables, inertes e inocuos para nuestros ecosistemas.
Una mala calidad y salud de nuestros ecosistemas tendrá consecuencias en nuestra calidad y estilo de vida, o de donde crees que viene el agua, la comida y el mismo aire del cual dependemos de manera tan estricta.
Este año desde va por la tierra y nuestros aliados comenzamos la campaña “Accionando por el agua”, y hagamos que las cosas sucedan, no solo es el cambio legislativo, sino también las buenas prácticas de nosotros como comunidad para poder migrar a conductas menos agresivas con la naturaleza. Aseguremos nuestra persistencia racional en este planeta, marte, queda muy lejos.