Los Ek Dzul cumplen 20 años de ser fieles devotos de la Morenita

Música, comida y amor a la Virgen de Guadalupe es la principal característica que ofrece la familia de Acanceh

En estos días, la devoción por la Virgen de Guadalupe se desborda por toda la Villa de Acanceh, donde por cualquier calle se encuentran imágenes de la Morenita del Tepeyac, patrona de la población y en cuyo honor se organiza la fiesta tradicional anual.

En medio de un ambiente de algarabía, el 29 de noviembre se realiza la bajada de la imágen y comienzan a llegar los gremios, 42 en total, y en esta ocasión el equipo de Peninsular Punto Medio, visitó la casa de la familia Ek Dzul que desde hace dos décadas tiene la responsabilidad de continuar con la tradición de organizar el gremio “Devotos Guadalupanos”, que el pasado miércoles 7 de diciembre celebró 114 años de existencia.

Don Mariano Ek, el jefe del hogar y presidente del gremio, platicó que su abuelo, le heredó a su padre, Don Ramiro, la responsabilidad de preservar esta tradición. 

Desde hace 20 años, con el apoyo de su familia lleva la estafeta y que dejará, en su momento, en manos de alguna de sus hijas o sobrinos, quienes cada año le ayudan a sacar adelante el trabajo que se requiere para atender como se merecen a los vecinos y amigos que les acompañan en los festejos.

Cada 7 de diciembre es la entrada del gremio y al dia siguiente, después de la misa de 10 horas, “después de salir de la Iglesia, venimos a la casa donde se preparan tacos de cochinita para recibir a la gente”, comentó la señora  Maria Nieves Dzul, esposa de don Marianito, quien junto con sus hijas Silvia, Fátima y Cristina atienden con esmero a las visitas, mientras que los músicos de la charanga amenizan el momento.

“Toda la familia está presente, vinieron tíos, primos, vecinos y amigos que también son socios del gremio y que hacen sus aportaciones económicas, para costear la comida y hasta para pagar la música que no puede faltar”, explicó Silvia. 

También señaló que es costumbre que todos se organicen con el trabajo que inicia desde la madrugada con la preparación de las tres pailas de pavo en relleno negro o chilmole como le llaman localmente.

Fueron 14 los pavos que se utilizaron, además de la carne de puerco, para elaborar la comida que se repartió, acompañada de tortillas hechas a mano, por dos grupos mujeres, quienes departieron alegremente junto al comal, mientras que algunos niños bailaron jarana al compás de la charanga, que en este caso vino desde la vecina población de Cuzamá.

“Espero que estos niños cuando sean grandes sigan esta devoción a la Virgen de Guadalupe, así como a nosotros de chicos nos enseñaron nuestros abuelos”, dijo don Marianito, quien como buen anfitrión se dio a la tarea de ver que la comida no falte en las mesas que instaló en el patio de su casa, mientras que el grupo musical Indio Show tocaba las cumbias de moda.

Momentos después, la familia Ek Dzul, junto con los principales socios, se reunieron junto al altar para escuchar una vez más las notas de “La Guadalupana”, seguido de una fanfarria a manera de despedida de la charanga, dando por concluido el compromiso de este año en medio de los aplausos de los presentes, que por la noche asistieron a la tradicional vaquería y al día siguiente, a la primera corrida.

Texto y fotos: Manuel Pool