El Tío Salim: más de cinco décadas ganándose el corazón de los niños

Salim Alcocer Lixa es considerado un ícono de la animación infantil, y siempre será recordado por su magia y sus bromas totalmente sanas

Este martes se dio a conocer una noticia que conmocionó a los yucatecos: el fallecimiento del Tío Salim, quien a lo largo de más de cinco décadas se labró un lugar en el corazón de los niños, que lo conocieron a través de sus programas del Canal 13, donde, acompañado de don Rufino y más adelante del conejito Max, daba buenos consejos y felicitaciones de cumpleaños a sus sobrinitos. El Tío Salim es considerado un ícono de la animación infantil, y siempre será recordado por su magia y sus bromas totalmente sanas.

De madre libanesa, pero huérfano de padre desde los cinco años, la infancia de Sa- lim Alcocer Lixa y sus hermanitos Raúl, Jorge y Reina, no transcurrió en pañales de seda, como se podría pensar, al contrario, fue muy dura ya que transcurrió en condiciones de pobreza, por lo que inclusive trabajó boleando zapatos.

“Mi madre fue una mujer valiente que superó todos los obstáculos inculcando en nosotros buenos valores”, decía el Tío, quien de pequeño vivía con su familia a un costado de la Casa del Pueblo, donde en la década de los cincuenta, en la parte posterior, se instalaban los circos.

En alguna ocasión tocó el turno al Unión, que entre sus atracciones trajo un chimpancé, que fue el protagonista de un desaguisado con uno de sus hermanitos, al que mordió cuando le intentaba dar de comer una mandarina.

A partir de ese hecho, na- rró el Tío en una de sus últimas entrevistas, realizada en el marco de su aniversario 50 de actividad artística, surgió una amistad con el personal del circo y también el mote de los Payasitos para los hermanitos.

Más adelante, la familia se mudó cerca del Estadio Salvador Alvarado, donde el pequeño Salim vendía los salbutes que preparaba su madre, y también boleaba zapatos, y ese carácter tan espontáneo, lo llevó a atreverse a manejar un muñeco que una maestra conservaba y al que otro compañerito, de nombre Germán Pa- sos, le daba voz, en su fiesta de graduación de sexto grado.

Fue de esta manera que Salim se acercó a la actividad artística, de la que nunca se alejaría, pues acompañado de Rufino actuaba en diversos eventos en La Pérgola del Parque del Centenario, y de allí, surgió la oportunidad de integrarse a las Caravanas de la Sidra Pino, donde trabajan la pareja regional de Chela y Ponso.

Buscando trascender, el Tío Salim se trasladó a la Ciudad de México, donde permaneció dos años y aunque no logró que Raúl Velasco le diera la oportunidad que tanto an- helaba, logró un trabajo de fines de semana como telonero de grandes artistas en girasa, aunque luego, por cuestiones de salud de su señora madre, tuvo que retornar a su tierra y decidió quedarse en casa.

Su primer programa de TV fue en XHST Canal 13 en 1981, canal recién adquirido por el gobierno estatal encabezado en ese entonces por el Dr. Francisco Luna Kan y se llamaba Felices Tardes. La invitación la recibió del director de la televisora, Gustavo Muñoz Pallás, y así inició la historia del Tío Salim en la televisión yucateca. Luego vendrían producciones como “Día Feliz, “La Fiestecita”, “Arcoiris” y “Exploradores”.

Muchos años trabajó para la galletera Dondé, incluso es el padrino de Globito y Bizcochito, con lo cuales viajó a diferentes partes de la República; además de su paso por la Feria de Xmatkuil.

Es importante señalar que el Tío Salim realizaba un apostolado en la iglesia de la Ascensión del Señor en Pensiones, fue padrino de bautizo de niños y niñas de la capilla de San Antonio de Padua en San Antonio Xluch, y en algunas ocasiones ofreció su show durante las kermeses que se organizan para recaudar fon- dos en la Iglesia de Santa Lucía. Fue junto a su esposa integrante de los Cursillos de Cristiandad.

También fue coordinador de diversos centros culturales de Mérida, incluyendo el parque zoológico del Centenario, y también trabajó durante 31 años en la Secretaría de Protección y Vialidad con un pro- grama dirigido a niños.

En agosto del 2020, el Tío Salim sufrió un infarto que obligó a que fuera operado de urgencia en un hospital de la capital yucateca, situación que pudo superar, pero no el cáncer de páncreas, que finalmente ocasionó su deceso.

Le sobreviven su esposa la Sra. Lizbeth María Pinto Torres, sus dos hijas Salime y Mariana, así como sus cuatro nietos: Santiago, Regina Matías y Emilio, de 15, 9, 8 y 4 años, respectivamente.