Chichén viejo revela sus secretos

Desde hace 10 años, arqueólogos del INAH encabezan trabajos de rescate y restauración de una parte conocida como Chichén Viejo, que presumiblemente a finales de este año o principios de 2024 lo van a abrir al público

La zona arqueológica de Chichén Itzá comprende una extensión de unos 30 kilómetros y lo que está abierto al público es apenas el centro de la urbe que, en su apogeo y declive, fue asentamiento de miles de personas. 

Desde hace 10 años, arqueólogos del INAH encabezan trabajos de rescate y restauración de una parte conocida como Chichén Viejo y que poco a poco va revelando sus secretos. 

“Se trata de un centro ceremonial, pero enfocado a la residencia de un dignatario, quizás un gobernante de la dinastía de los Cupules, pues así lo representan los bajos relieves del edificio principal al que hemos nombrado Palacio de los Falos”, contó el arqueólogo José Francisco Javier Osorio León, uno de los responsables del programa. 

Acompañado de su colega Francisco Pérez Ruiz y las restauradoras Claudia García Solís y Claudia Ocampo Flores, Osorio León nos lleva por un sacbé de unos 800 metros para llegar al sitio, siempre en el cuadrángulo de Chichén Itzá. 

Nos recibe una entrada tipo arco, que está en una colina, por el que, a fuerza, para acceder, había que mostrar todo lo que llevabas. 

El espacio, de unas 3 hectáreas y con vestigios de que estuvo amurallado, tiene varios edificios y la representación de una tortuga al centro, que en la mitología maya representa el sostén del mundo. 

A su alrededor están los edificios y los vestigios de un entierro, en el que se encontraron cinco personas, no se sabe si pertenecían a gobernantes, completamente quemados. 

“En la cosmología maya las personas que morían podían reencarnar en el tiempo y la tortuga era vital en esta creencia”, contó. 

Se están restaurando otros edificios, como la Plataforma de la Tortuga, el templo del Chacmol, el templo de la Serie Inicial (que es el más importante), la Casa de los Falos, la Casa de la Luna, la Casa de los Caracoles y la Casa de las Caritas. 

En total son 40 sectores como el que visitamos en toda la zona de Chichén Itzá y todos están delimitados por un muro. De todos ellos apenas uno es el que está excavado y presumiblemente a finales de este año o principios del 2024 los van a abrir al público. 

“Eran muy cuidados al momento delimitar y proteger estos grupos habitaciones, al que se accede por arcos. Estos conjuntos pueden variar en tamaño, pero siempre se llega por sacbé, se entra por el arco y fueron delimitados. O sea, nadie podía entrar por cualquier lugar y no podía saltarse los muros”, aseguró el arqueólogo Francisco Pérez Ruiz, que al igual que Osorio León tienen más de 30 años trabajando en el Viejo Chichén. 

ARCO CUADRANGULAR 

De acuerdo a la explicación de los especialistas, el arco de entrada al conjunto Serie Inicial es de dos estructuras. Es decir, tiene un arco pequeño, a partir de una base cuadrangular, y después se le hizo una segunda construcción que le da forma ovalada, con una fachada que no se pudo reconstruir porque por el derrumbe que sufrió no se pudo identificar cada pieza de diseño original. 

“Pero tenía una fachada muy ornamentada, asemejando las fauces de un monstruo, como cruzando un umbral a otro mundo”, dijo el especialista Pérez Ruiz. 

TECHO PLANO 

Contrario a otros edificios de Chichén Itzá, en el edificio o Casa de la Luna se usan columnas y techo plano, según las investigaciones. 

“Como saben, gran parte de los edificios de Chichén son abovedados y las columnas están sosteniendo a ellas (bóvedas). En este caso, vemos las columnas muy simétricas y no han aparecido ningún elemento de bota, de piedra bota, que es característico para conformar los techos abovedados, de tal manera que se ha visto una presencia de fragmentos de piso estucado, pero pulido tanto arriba y abajo, lo que es un ejemplo claro que es una torta que colapsó. Eso nos dice que fue un edificio de techo plano que no es común en la zona del Chichén Viejo”, aseguró el arqueólogo Osorio León. 

Este tipo de techo plano, recalcó Osorio León, revoluciona el conocimiento que se tenía de arquitectura maya, pues en Chichén se manejó muy bien la ingeniería aplicada a los edificios. 

“Todas las columnas sostuvieron vigas de madera, pero no iban asentadas las vigas en las columnas, sino que había una estructura de capiteles en donde se levantaban las vigas de madera y luego venían dos filas de piedra, entre ellas estaban los rollizos (troncos de madera) que sostenían finalmente el techo”, explicó el especialista. 

¿CÓMO LO HAN HECHO? 

Los especialistas contaron que en el 2020 se incrementó el trabajo de excavación en la zona a partir del acompañamiento al Tren Maya y más exactamente del Programa de Mejoramiento de las Zonas Arqueológicas (Promeza), que fue implementado por la presente administración federal. 

Así fue como miles de piezas (piedras) que se han rescatado se fueron registrando para después comenzar con la reconstrucción de los edificios, ya que hay que recordar que toda la zona sufrió de derrumbes. 

Por lo pronto, ya casi reconstruyó el mensaje central del Templo de la Serie Inicial. 

“Son casi 20 metros lineales de decoración que nos habla de los orígenes de este lugar, pues hay un personaje central del que surgen otros, es como un árbol genealógico”, aseguró. 

En la Casa de los Falos se ejemplifica mejor el mensaje, pues su decoración está intacta como lo hicieron los mayas originales, quizás con alguna intervención de sus descendientes de los finales de los 1800. 

Pero lo que se muestra es una figura antropomorfa que está sentado con las manos extendidas, que por cierto está parcialmente perdido desde la exploración inicial del estadounidense Edward Thompson. 

“Pero sí encontramos sus piernas que están cruzadas y su falo cae hacía bajo y de allí nacen dos enredaderas que se extienden a todo lo largo de la fachada. Es el personaje mítico que da origen a todo lo que se describe en el edificio. El personaje sale de un bulbo, como de un huevo dentado, de un fruto, un tubérculo que hay en la zona que se representa en la enredadera que crece y florece. Las flores atraen aves, guacamayas, animales. Este fruto se asocia al tubérculo llamado Cup, que da origen al nombre de los Cupul, un linaje que gobernó Chichén Itzá por muchos años”, describió. 

Otro elemento del edificio de los Falos es que el personaje central nace en un ambiente acuático, pues está adornado por caracoles en dos filas, unos caminan al sur y los otros a la izquierda, lo que da la idea que es circular, como el agua, que no se detiene, que siempre se desplaza.

Texto y fotos: Esteban Cruz Obando