Pasajes ocultos, relieves en estuco, cerámica y otros objetos hallados en el Palacio Real o Acrópolis, permitirán aportar más información sobre la urbe maya, informa el Instituto Nacional de Antropología e Historia
Ubicada a 175 kilómetros de Mérida, en el municipio de Temozón, se encuentra la Zona Arqueológica de Ek Balam (Estrella Jaguar), que comenzó a restaurarse a partir de 1994, y que a la fecha es la más visitada en el estado de Yucatán, después de Chichén Itzá.
Antes, en la plaza del lugar entre los cerros, a los que los habitantes en maya se referían como “Muul”, se sembraba maíz, sin imaginar que debajo de las piedras y maleza de aquellos montículos, se encontraba un preciado tesoro arqueológico, que en los últimos 25 años de investigación, ha permitido develar la importancia del sitio, que se relaciona con Cobá y Chichén Itzá.
“Eso es de mucha relevancia, porque podemos hablar de un corredor histórico temporal cronológico y territorial qué está contando una historia de personajes que se relacionan a través del tiempo y que nos va dando el estatus que tuvo cada una de estas importantes capitales a través del tiempo”, dice el arqueólogo Víctor Castillo Borges, quien refiere que en el edificio conocido como “La Acrópolis”, el 11 de enero del año 2000 se encontró la tumba del primer Rey de Ek Balam, llamado Ukit Kan Lek Tok, y que se sabe era hijo de la gobernante de Cobá.
“Esto le permitió tener el estatus de Rey de Reyes (Kalonté, en maya)”, dice el antropólogo mientras caminamos en medio de los edificios que se encuentran protegidos por una tercera muralla, con rumbo precisamente hacia La Acrópolis o Palacio Real, donde especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizan labores de conservación y consolidación, esto con recursos del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas del Gobierno Federal.
“En este caso, a través de Promeza, se invierten en Ek Balam 79 millones de pesos, recursos para ejercer este año, que incluyen la compra de un terreno para la construcción de un Centro de Atención de Visitantes, así como su diseño, y también para continuar con la investigación y conservación del sitio arqueológico”, detalló el delegado del INAH en Yucatán, Arturo Chab Cárdenas.
Ante La Acrópolis, que tiene 160 metros de largo y 75 metros por lado, el arqueólogo Castillo Borges nos explica que técnicamente es el Edificio 1 para el INAH, el cual se comenzó a trabajar desde 1997.
“Es un Palacio Real porque aquí encontramos mucha evidencia de los reyes que en secuencia cronológica han gobernado Ek Balam desde el siglo VIII, pero también le decimos La Acrópolis porque es un edificio muy grande, con espacios en construcciones en diferentes niveles”, explica el entrevistado, quien detalla que el edificio tiene 32 metros de altura, pero hay evidencia de que alcanzó los 37.
“El primer rey surgió el 7 de abril del año 770, tenemos fechas específicas para poder decirlo y eso nos ha permitido entender un poco o al menos de lo que tenemos a la vista de cómo el edificio fue creciendo, al menos en la parte sur hacia la parte central, y ahora comenzamos a conocer un poco de la parte este, que es donde estamos interviniendo actualmente”, indicó el especialista, quien nos destaca el lugar exacto en el que se descubrió la tumba del primer rey de Ek Balam, Ukit Kan Lek Tok.
El edificio que se ubica en el cuarto nivel del Palacio Real, tiene una fachada zoomorfa, con una imagen que representa la entrada al inframundo y en cuya parte posterior a ese recinto se encontró la tumba del primer rey
“El siguiente rey, que era su hijo, como muestra de respeto cerró esa parte, selló los cuartos, y además hizo un relleno de 4 metros para afuera para ocultar esa área que había sido tan importante para Ukit Kan Lek Tok, incluso construyó un enorme muro enfrente que cubría los 7 metros y un poco más de altura, y en la parte de arriba todavía se hizo una banqueta para que definitivamente no se supiera dónde estaba la tumba”, detalló el arqueólogo, quien destaca que es por esta razón que la fachada se logró conservar en buenas condiciones hasta hoy.
“Ese relleno tan delicado y especial que le pusieron a esas fachadas hizo que se conserven y que nosotros podamos encontrarlas en esas condiciones, aunque no está 100% conservado porque había un árbol muy grande y se extendieron sus raíces en la esquina superior izquierda y destruyó parte del diseño, pero se admira increíble”, subrayó.
Este edificio es tan grande que no fueron suficientes los 12 años que se pensó en primera instancia se requerían para que el exterior estuviera a la vista, ya que en cada uno de los niveles hay espacios ocultos que también deberían ser explorados.
Ya han pasado 26 años de trabajos en La Acrópolis, que por la falta de recursos no han sido continuos, pero que en 2022 se retomaron a través del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas y que ha permitido en estos casi tres meses de trabajo importantes hallazgos que dan más luz respecto a la importancia de Ek Balam que, por cierto, los españoles a su llegada en el siglo XVI, la encontraron todavía habitada.
“Estamos trabajando en el tercer nivel una plaza abierta a la que identificamos como Plaza Este, donde hemos encontrando arquitectura y ornamentación nueva que nos da un mensaje que está relacionado con la guerra y que vale la pena conocer”, dice el antropólogo Castillo Borges.
Al respecto, la responsable del proyecto de conservación de la zona arqueológica de Ek Balam, Alejandra Alonzo, resaltó el descubrimiento de relieves de serpientes y de individuos cautivos y sometidos del cabello, que dan cuenta de la defensa de la ciudad ante el ataque de grupos hostiles, lo que como antes se mencionó, motivó a la construcción de tres murallas para resguardar las construcciones más importantes del sitio, entre las que se cuentan el Palacio Oval y hasta un juego de pelota.
“En la parte superior de La Acrópolis, además se han encontrado tapas de bóvedas recubiertas con una pintura y algunos diseños, al igual que parte de esculturas que estuvieron adosadas a la estructura, así como mucho material cerámico fragmentado, y objetos de piedra y hueso” detalló la también restauradora y perito del INAH Alejandra Alonzo, quien detalló que el proyecto de conservación inició el 28 de noviembre, y el proyecto de arqueología el 5 de diciembre, y está a cargo de un equipo de 12 restauradores del Instituto y 10 ayudantes auxiliares.
“Llevamos dos meses, casi tres meses trabajando y todavía viene la parte más larga que es la de concluir la excavación y empezar la consolidación arquitectónica de los edificios”, dijo.
Importante es destacar que en los trabajos de conservación que se realizan se está al pendiente de que si en las excavaciones que se realizan aparece algún material delicado, se tiene un protocolo para evitar que sufra afectación al ser expuesto a las condiciones ambientales para luego ser puesto a resguardo.
“La actividad que realizamos, no solo se centra en los materiales extraídos móviles, que son tapas de bóvedas u objetos decorativos desprendidos de la arquitectura o que pertenecen a alguna ofrenda o depósito especial, sino también en los elementos que están adosados a la arquitectura. En cuanto se empieza a excavar y exponer las piezas se atienden para que no se derrumben y no se separen de la arquitectura donde deben de estar, esto nos permite mantenerlos y estabilizarlos en su lugar, y poco a poco otra vez volverlos a enterrar mientras terminan las tareas de excavación y consolidación arquitectónica. Está previsto que el proyecto concluya el 31 de julio”, apuntó.
Castillo Borges dijo a Peninsular Punto Medio que el edificio de la Acrópolis tiene un 65 por ciento de avance total.
“De lo que vemos exteriormente habría que hacer mucha exploración en cada uno de los niveles ocultos, lo que es un poco complicado por el peso que tiene el edificio, se hace complicado explorar niveles inferiores”, comenta el antropólogo, quien considera que los trabajos que ahora se realizan permitirán obtener mucha información que espera pueda ayudar a encontrar las tumbas de los otros cuatro Reyes que tuvo Ek Balam, entre ellos Kinich Jun Pik Tok Kuj Mal, Kan Bohb Tok y Ukil Jol Ahkul.
Respecto al nombre del quinto Rey, cuyo nombre no recordó, el arqueólogo explicó que se sabe de su existencia en base a información que se obtuvo a partir de pedacitos de cerámica.
“Es probable que encontremos que antes del año 770 haya información de alguien que haya sido importante gobernando, tal vez no con el título de rey, pero sí que haya regido la vida de la gente que vivía en este lugar donde hemos encontrado evidencia que el lugar ha estado ocupado desde 300 años antes de Cristo desde el preclásico tardío”, puntualizó.
Texto y fotos: Manuel Pool