Hackeando a la educación

Salvador Castell-González 

Hace unos días nos encontrábamos en la emisión del Foro de Salud Mental que organizamos y con una magistral conferencia, Eduardo Carreón nos compartió el tema de “Hackeando a la Educación”.

Este concepto en plena crisis climática, con una agenda 2030 insostenible y la ausencia de acciones dirigidas a realizar cambios profundos en el sistema global hace pertinente retomar el asunto desde otra perspectiva, un análisis profundo de que estamos haciendo mal.

Al hacer una intervención profunda en la educación, al quitarle los candados y hacerla universal y accesible, al cambiar este concepto de formar los ciudadanos que queremos como nación por un concepto de los ciudadanos que necesita el mundo, y sobre todo un mundo pensando en el futuro.

Hackear la educación es un enfoque disruptivo de cómo debemos reabordar la educación para la sustentabilidad, repensar como nos estamos formando, como atendemos a los problemas y como seguimos priorizando soluciones que solo mitigan las consecuencias, sin atender los problemas de raíz.

Es necesario repensar la educación, ser integradora y formadora, pero al mismo tiempo pensando en la solución de problemas y basada en proyectos, una educación que nos permita detener el impacto ambiental que nuestras costumbres y nuestras acciones están ejerciendo día con día.

Reformular la educación cambiando el concepto de lo que nos hace sonreír, reformular el concepto de bienestar, un concepto menos materialista y mucho más humanista. 

Hoy, a unos días del Día Mundial de la Tierra, el hackear la educación y transformarla es una necesidad absolutamente necesaria, pertinente e itinerante, no podemos esperar otros 50 años a que la acumulación de catástrofes sociales y naturales no rebasen y ahora si hagamos una nueva cumbre para ver que hacemos.

Hoy, debemos hackear la educación y migrar a una educación más crítica y no sólo en la escuela y en los programas de estudio, debemos reconstruirnos como sociedad, debemos reconstruirnos como especie, un poco más natural y menos homo urbanus.

En este siglo que acumula daños a la naturaleza es necesario tener una involución y volver a ser un ser racional, pensante y en pleno uso de sus facultades, debemos ser nuevamente un homo sapiens.

Sociedades que piensen en el bien común, en el bienestar global no sólo de nuestra especie, que el contacto y conservación de la naturaleza sea priorizado sobre los parques magnánimos. Que el agua sea una prioridad y la cuidamos por gusto, y no voltear la vista porque no existe la norma.

En el mes de la niñez y de la tierra, debemos repensar como nos educamos y que educamos y asegurar que la niñez tenga un planeta tierra donde crecer y desarrollarse.

Y recuerden, no hay planeta B, sólo tenemos una Tierra.