La presidenta y fundadora, María de Jesús Ocaña Dorantes, señala que actualmente atienden a ocho personas
A 14 años de su fundación, el Refugio Casa Crisal ha trabajado incansablemente a favor de las y los niños y adolescentes víctimas de trata y delitos sexuales, tanto de Yucatán como de otros estados y países. A la fecha se han atendido a 226 niñas y adolescentes en su empoderamiento y reconstrucción de la confianza que ha logrado salgan adelante.
La presidenta y fundadora del Refugio Casa Crisal, María de Jesús Ocaña Dorantes, señaló que actualmente atienden a ocho víctimas, de entre 11 a 17 años, y entre las principales problemáticas con las que se encuentran están la falta de amor y la violencia económica.
“Uno de los principales daños de las víctimas de trata, es a la hora de comer, pues normalmente a estas víctimas se les pide que tengan de 20 a 30 usuarios para tener derecho a comer, donde su agresor le lleva un control de calidad, calificando su desempeño por el cliente; y si la víctima no tienen la calificación deseada o completa se les castiga negándoles la comida”, explicó.
Uno de los primeros trabajos con las afectadas al llegar al refugio, es regalarles confianza, hacer que sepan que creen en ellas y las escuchan.
“Esto con el fin de empoderarlas de nueva cuenta. Que aprendan que tienen el acceso de comida de manera directa, se les cuida que coman cinco veces al día, se generan equipos de trabajo donde ellas mismas diseñan el menú de las comidas que harán, así conforme va avanzando el tiempo las dejamos que ella realicen el súper y poco a poco se vayan familiarizando con estas actividades de la cotidianidad”, indicó la presidenta.
Durante este 2023 uno de los proyectos del Refugio es que las niñas logren aprender a realizar un amparo infantil con el fin de darle las herramientas necesarias para defenderse en el marco de la legalidad.
Ocaña Dorantes recordó que el trabajo de Casa Crisal nunca ha sido exclusivamente de trabajar con víctimas del estado, ya que se trabaja en red a nivel nacional. Actualmente están haciendo un gran esfuerzo con dos asociaciones más para abrir un módulo de atención a niñas en situación de tránsito, es decir, migrantes que han sufrido violencia durante el proceso de su movilidad y que no están a cargo de ningún adulto.
Finalmente, señaló que han comenzado a trabajar con menores de las primeras infancias, es decir, de 4 a 6 años, mediante el modelo orugas, donde hasta ahora tienen a cuatro bajo el cuidado de familias.
“Son dos menores de 5 años y dos de 6 años, nosotros realizamos el acompañamiento de las familias para que aprendan a cómo llevar la vida con estos bebés, porque son pequeños que tienen conductas hipersexualizadas, es decir, la masturbación, besar en partes íntimas del cuerpo para ellos está naturalizado”, anotó.
Finalmente, apuntó que no tienen bebés porque no tienen el personal suficiente de momento, pero cuenta con una psicóloga en clínica infantil con perspectiva de violencia, así como una especialista en agricultura orgánica y a una artista plástica.
Texto y fotos: Andrea Segura