Por el festejo de Domingo del Pentecostés, el Nuncio Apostólico en México, S. E. R., Joseph Spiteri, declaró que la fuerza del Espíritu Santo nos une en comunión, pero respeta nuestra diversidad.
Acompañado del arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, indicó que “celebramos el nacimiento de la comunidad eclesial de la Iglesia como comunión en Cristo, por la fuerza del Espíritu Santo, hemos visto, justamente se presenta la Iglesia desde el primer momento, el Día del Pentecostés salieron para anunciar la buena noticia del Señor”.
Señaló que la primera lectura dice que había mucha gente de todas partes, han visto todos entendieron en su propia lengua el anuncio del Evangelio, pero quedan todos distintos, todos arraigados en su propia tradición, entonces desde el inicio se puede ver la fuerza del Espíritu Santo nos une en comunión, pero respeta nuestra diversidad.
Se recordó que hace unos días al realizar la tradicional peregrinación diocesana para visitar a Nuestra Señora de Izamal, hicieron la declaración formal de ese lugar como un santuario dedicado a la Virgen Inmaculada, ‘Mamá Linda’. “Que el Señor continúe escuchando la intercesión de nuestra Madre del cielo en este amado santuario”.
El Nuncio Apostólico dijo que la personalidad diferente de cada uno de nosotros, estaban escuchando y entendieron el mensaje, cada uno en su lengua, no es que uno llegaron a ser los nosotros, los que vinieron de Roma, nosotros preferimos la uniformidad nos parece más simple la vida.
“Si todos somos iguales, no es que utilizaremos todos las guayaberas, cada persona tiene su carácter, tiene su ser, su modo de pensar, la dificultad principal para relacionarnos dentro de las familias. Cuantos problemas vemos, los papás no respetan las diferencias de sus hijos, que no son fotocopias de sus padres, los hijos que no respeta el pensamiento de sus papás, parece demasiado diferente”, señaló.
Dijo que El Espíritu Santo nos permite ser libres para amar, libremente a servir a nuestros hermanos, quien nos da esa gracia obviamente nuestro señor Jesucristo, vencedor sobre la muerte sobre el pecado.
Indicó que Jesús no regañó a los apóstoles, ni tampoco a nosotros, porque abandonaron a su maestro en el momento más difícil, Él ofreció su paz, les encargó la misión de perdonar los pecados, esa es la grande gracia que recibimos cada día, cada mañana podemos presentarnos frente al señor, el don de un nuevo día, para recibir el don de su misericordia.
Dijo que hay que dar gracias de los dones, que nos liberan de nuestros corazones, hay que enfrentar los desafíos de la vida, que lo podemos hacer gracia a los dones del Espíritu Santo, pedimos que éste nos acompañe cada día para abrir el corazón al amor de Dios para comunicar y compartir su amor, su ternura, con todos nuestros hermanos.
Por su parte, el Arzobispo recordó que, desde el pasado viernes 26 de mayo, hasta anteayer, han disfrutado de la visita del Nuncio Apostólico en México.
Texto y foto: Darwin Ail