El partido en el poder arrebata al PRI la joya de la corona y gobernará en 23 entidades con sus aliados; el priista Manolo Jiménez será el próximo gobernador de Coahuila
El viejo bastión del PRI ha caído. Por primera vez en 94 años, el Partido Revolucionario Institucional tendrá que ceder el poder en el Estado de México. Morena ha conseguido arrebatar al priismo su joya más preciada, la tierra natal de su último presidente, la entidad más poblada y con mayor peso electoral en el país. Las primeras tendencias electorales confirmaron ayer el triunfo de Delfina Gómez, que se convertirá en la primera mujer en la historia en alcanzar la gubernatura. Han ratificado también el dominio del partido de Andrés Manuel López Obrador, que no tenía registro hace apenas 10 años, ya tiene 23 gobiernos estatales con sus aliados, más del doble que toda la oposición en su conjunto. Nunca una fuerza política en México había crecido tan rápido en tan poco tiempo. El priista Manolo Jiménez será el próximo gobernador de Coahuila, donde arrasó con más del doble de votos que el segundo lugar, según las primeras estimaciones.
“Se ganó la batalla maestra. En una batalla que duró casi un siglo, el pueblo del Edomex ha decidido poner punto final al Grupo Atlacomulco y sus corruptelas”, dijo Mario Delgado, el presidente de Morena, apenas unos minutos después del cierre de casillas. “Es una victoria de las familias trabajadoras y de las mujeres que hemos luchado porque nuestros derechos se reconozcan”, dijo Gómez en su discurso de agradecimiento, en el que calificó su triunfo como “un momento histórico”. Poco después, el Instituto Nacional Electoral (INE) certificó el triunfo al emitir un conteo rápido que daba a Gómez una ventaja irreversible de cerca de 10 puntos sobre la priista Alejandra Del Moral, que admitió la derrota pese a que en un primer momento clamó victoria, arropada por los líderes de la alianza Va por México.
Los gritos de “¡Gobernadora, gobernadora!”, habían sonado en el cuarto de guerra de Del Moral, que sorpresivamente se proclamó como ganadora de la contienda. “Esta elección la ganamos. Seré absolutamente respetuosa de la autoridad electoral”, dijo Del Moral, después de que le levantaran los brazos los dirigentes del PRI, el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). El conteo rápido zanjó cualquier duda. Del Moral reconoció su derrota, esta vez sola y acompañada de segundas espadas como Santiago Creel y Beatriz Paredes: “Saludo a la maestra Delfina Gómez Álvarez, próxima gobernadora”. Cerca de la mitad de los mexiquenses no votaron, según las primeras estimaciones.
La coalición Va por México se perfila, por su parte, a un triunfo contundente en Coahuila, donde los primeros datos dan una ventaja cómoda a Manolo Jiménez, candidato del PRI, el PAN y el PRD. “Aquí en Coahuila se manda un mensaje muy importante: la fórmula mágica es el trabajo en unidad”, dijo Jiménez en su discurso de agradecimiento. La victoria en territorio coahuilense es el principal argumento de los socios opositores de que se salvaron los papeles en las elecciones de este año, con un marcador global de empate a una gubernatura por bando. Pero son varias las señales de alarma detrás de los discursos triunfalistas. El PRI y el PAN retrocedieron con respecto a los comicios de 2017, en los que obtuvieron más del 70% de los votos compitiendo entre sí, y el nuevo mapa electoral del país anticipa que el tricolor quedará acotado a solo dos gubernaturas, Durango y Coahuila, el único Estado del país donde no ha habido alternancia política.
“Morena es el gran ganador de la noche, por la visibilidad y el peso electoral del Estado de México”, comentó Alejandro Díaz Domínguez, profesor de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey. Son varios los especialistas que ponen en duda la noción de que las votaciones de este año se saldaron con un “empate”. Porque el Estado de México tiene un padrón de más de 12.5 millones de votantes y Coahuila rebasa apenas los 2.5 millones de electores. Porque el Edomex es el segundo motor económico del país, porque Morena se ha afianzado como la principal fuerza en los núcleos urbanos —con la excepción de Monterrey y Guadalajara—, por su peso presupuestal, por el centralismo que aún impera en el país y porque la victoria del partido del presidente se hizo a costa de la maquinaria priista, que antaño parecía inexpugnable e imbatible. También por el momento político en el que se produce el descalabro para la oposición, prácticamente a un año de las elecciones de 2024.
El cierre de la jornada electoral fue el último ensayo antes de 2024 y marca también el banderazo de salida para las presidenciales del próximo año. Casi a la mañana siguiente de los discursos de victoria y las fiestas de celebración en los cuartos de guerra de las campañas, ambas coaliciones comenzarán a discutir quiénes serán sus candidatos y cómo serán elegidos. Ahora todas las miradas están puestas en la carrera por la sucesión.
Texto y fotos: Agencias